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España es un estado aconfesional en el que conviven diversas culturas y religiones. Muchas veces nos dejamos llevar por los prejuicios y hacemos suposiciones sobre prácticas o creencias que no conocemos. Desde En el Vértice nos hemos querido acercar al Islam, en concreto, al uso del hijab. Para tener una visión más cercana y realista sobre este velo, hemos hablado con musulmanas y apóstatas de varias partes de España.
Es habitual pensar que las mujeres musulmanas son obligadas a llevar hijab. Por ello, hemos querido preguntar a “hijabis”, es decir, mujeres que llevan hijab, y a apóstatas musulmanas su opinión acerca de ello.
Las hijabis son conscientes de la obligatoriedad que marca el Corán, ya que según estas escrituras las mujeres deben comenzar a llevar el velo cuando tienen su primera menstruación:
“Sí es obligatorio llevarlo en el sentido de que es una orden de Allah, como la de rezar o la de ayunar el mes de Ramadán, pero las personas externas a las mujeres no deben obligarlas a llevarlo”
“Nuestra religión dice que tenemos que llevarlo y tiene sus razones y su por qué, al igual que todo en el Islam, pero evidentemente nadie te va a forzar a llevarlo. Nadie es un perfecto musulmán o perfecta musulmana y todos cometemos pecados, lo que se nos enseña en nuestra religión es mejorar como personas y musulmanes día a día, por lo tanto, una mujer que no lleve el velo, obviamente estaría cometiendo un pecado porque debe llevarlo pero todos los cometemos, si no es no llevando el velo, es con otra cosa”
Incluso hay algunas que ni siquiera lo consideran una imposición por parte de Allah, ya que “Allah no coacciona, no obliga a nadie a llevar el hijab, es el Corán el que lo muestra como una obligación”. En lo que todas están de acuerdo es que en definitiva la elección está en cada mujer, “todas tenemos derecho a elegir”. De hecho, ninguna de ellas ve diferencia entre una musulmana que lleve hijab y una que haya elegido no llevarlo: “Allah no nos ha dicho que la que sea buena musulmana se tenga que poner el hijab, nos lo ha ordenado a todas por igual, sabiendo que todas pecamos y que cada una tiene su propia intención y fe”.
Sin embargo, son conscientes de que las mujeres que lo llevan pueden ser vistas como mejores creyentes, aunque sostienen que “no tiene que ser así realmente, no sabemos si han realizado actos que están mal vistos por la religión, tan solo damos por hecho de que una mujer con hijab es muy creyente, pero es por la apariencia”. A pesar de que la propia comunidad musulmana pueda considerar a estas mujeres “peores musulmanas”, sostienen que su religión les enseña que “el único que tiene poder de juzgar es Allah y es el único por el que nos debemos preocupar”.
También hemos hablado con mujeres que ya no son musulmanas. La visión que tienen sobre el velo es muy distinta a la de las hijabis. Todas ellas consideran que el hijab es un símbolo de opresión para las musulmanas, que la elección de cubrirse no puede ser libre, ya que la mayoría de hijabis están condicionadas por su bagaje cultural. Recalcar que el entorno es determinante, ya que algunas de las entrevistadas apóstatas contemplan la posibilidad de una elección sin coacción en el caso de que la mujer no provenga de un entorno musulmán. Sostienen que el entorno familiar, el religioso, las amistades, así como el deseo de pertenecer a una comunidad y ser respetada por ella son algunas de las razones por las que no consideran que llevar hijab sea una elección libre:
“Es en sí un símbolo machista, otra forma de controlar el cuerpo de la mujer, otra forma de controlar tu vida. Desde pequeña te dejan caer que vas a ser mejor musulmana si lo llevas, y al final te lo pones”
“No considero que sea de libre elección, ponerse el velo en la religión islámica es asegurarte un respeto en la comunidad y un matrimonio, el momento en el que te pones el velo dejas de ser libre”
“En la comunidad musulmana enseñan a las mujeres que llevar hijab les hace mejores personas, más respetadas. También ves que todas las mujeres de tu alrededor lo llevan, y hay que tener mucha determinación y valentía para no llevarlo cuando todo tu entorno lo lleva”
“Crees que es una elección propia pero no te das cuenta de que te lo están imponiendo”
Algunas de ellas consideran que “no se puede ser tolerante con algo que limita tu libertad y la de otras personas, que atenta contra los derechos y la libertades individuales y sociales”.
Una de las mujeres establecía una comparación del hijab con la depilación femenina en entornos no musulmanes: “Nadie te dice directamente que debes depilarte, pero ves como todas tus amigas y familiares lo hacen y no dudas en hacerlo. El hijab y la depilación son intentos que hacen las mujeres por ser más aceptadas en la sociedad”.
A diferencia de las hijabis, todas las apóstatas con las que hemos hablado afirman que dentro de la comunidad musulmana el trato que reciben las mujeres que llevan velo es (en la gran mayoría de casos) diferente al de las creyentes que deciden no llevarlo. Aseguran que aquellas que llevan velo son vistas como “más recatadas, más respetables y mejores musulmanas”. Incluso ellas mismas han sufrido ese rechazo en sus familias. De hecho, sus familiares desconocen que son apóstatas.
Las hijabis son conscientes de que muchas personas ven su velo como un símbolo de discriminación machista que muestra a la mujer inferior al hombre dentro de la comunidad musulmana. Por ello, les hemos preguntado sobre su opinión al respecto.
Aseguran que “literalmente todo lo que hacemos o decidimos ha sido influenciado por el entorno que nos rodea” y que las decisiones imparciales no existen. A la vez, sostienen que “hay que saber diferenciar por qué tipos de influencias nos dejamos llevar, y en este caso el uso del hijab es totalmente individual y único”, siendo imposible afirmar cuál es el motivo por el que lo lleva cada una. Piden que “se empiece a tratar a las personas como son, únicas, diferentes, exclusivas e individuales”. A pesar de que son conscientes de que algunas mujeres son obligadas por sus entornos a llevar el velo, piden que no se generalice la razón por la que lo lleva cada hijabi, sobre todo si no se ha preguntado a la persona en concreto.
Varias musulmanas denuncian la exclusión que sufren por parte de asociaciones feministas, llegando algunas a posicionarse en contra del hijab. Varias de ellas están molestas con el feminismo, ya que sostienen que a pesar de que son mujeres y también luchan “contra el poder que ejerce la sociedad heteropatriarcal” sobre ellas, denuncian las actuaciones de algunas feministas, que “hablan por nosotras sin darnos voz y aunque digamos que sí es por decisión propia (llevar hijab) no nos creen”. Consideran que al igual que llevar hijab se considera una imposición machista, “se podría entender que también lo es maquillarse o que las mujeres vistan de manera mucho más sexualizada que los hombres (…), pero no se habla mucho de ello”. Advierten que es peligroso hacer “afirmaciones tan rotundas en el debate de la libertad o falsa libertad de tantas mujeres” sin pertenecer al colectivo que juzgan.
Consideran que parte del feminismo trata a las mujeres musulmanas “de tontas, como si no supieran lo que es la libertad y que necesitan de alguien superior a ellas que las salve de la situación que les ha tocado. Las musulmanas también pensamos y también somos críticas, y se tiene que aceptar de una vez que muchas quieren llevar el hijab sin que ello sea sinónimo de sumisión”. No entienden por qué no se las tiene en cuenta para visibilizar su propio colectivo, puesto que al excluirlas consideran que perpetúan “nuestro silencio, la xenofobia, el racismo y la discriminación”.
Todas las entrevistadas coinciden en que gran parte de la sociedad española no musulmana ve el hijab como un símbolo de opresión y sumisión al hombre, mientras que la comunidad musulmana lo ve como “un elemento de honor, respeto y dignidad”. Sin embargo, las mujeres musulmanas piensan que ambas concepciones son equivocadas, ya que actúan “los prejuicios, estereotipos y críticas hacia el cuerpo de las mujeres”. Consideran que el hijab no debería asociarse completamente a ninguno de esos valores, ya que se estaría tratando a millones de mujeres “como una masa homogénea, y esa no es la realidad”.
En lo que todas las entrevistadas coinciden es que llevar hijab en España es un “cartel luminoso para el racismo, porque te identifica como diferente”. La mayoría de mujeres hijabis a las que hemos entrevistado han sufrido episodios racistas en varios ámbitos:
“Desgraciadamente, es algo que vivo todos los días de mi vida y probablemente todas las mujeres que llevan hijab igual. Esto pasa en todos los ámbitos (estudiantil social, institucional, laboral, el día a día, en los medios de comunicación, etc) y pueden ser desde malas caras o que se cambien de sitio en el transporte público, comentarios y en el peor de los casos agresiones”
“He sufrido racismo en todos los ámbitos. Desde los profesores que dan por hecho que por ser de otro país y por llevar el hijab soy más tonta o me cuesta más entender el idioma, hasta insultos en la calle por parte de desconocidos. También en el ámbito laboral, cuando no quieren contratar mujeres con hijab porque eso mancha la imagen de la empresa o simplemente sin dar ninguna razón aunque todos sepamos que es por el hijab”
“Es algo constante, en el metro , en la renfe, en alguna cafetería… Comentarios por la calle, miradas desagradables…”
“Uno de los episodios racistas que mejor recuerdo ocurrió en el instituto. Mi profesor de Educación Física me prohibió entrar al gimnasio con mis compañeros por llevar hijab, decía que me lo tenía que quitar para hacer gimnasia. También cuando tuve que hacer prácticas de la universidad en un hospital me dijeron que no podía ir con el velo, pero cuando les dije que tenía derecho a llevarlo me dijeron que no prohibían llevar el hijab, pero que era mejor para mi futuro no llevarlo”
Las hijabis entrevistadas piden que las personas que tengan curiosidad sobre su religión o su hijab sean capaces de preguntar antes de dejarse llevar por los prejuicios. Mientras, las mujeres apóstatas piden que las personas sean más críticas con las imposiciones familiares. Desde En el Vértice queremos que todas y todos seamos capaces de dialogar, de escuchar nuevas perspectivas y estar abiertas/os a discutir de una manera sana y civilizada sobre opiniones contrarias a las nuestras.