Miguel Bosé y su… ¿»Que nos dejen vivir»?

Paula Balandín Domínguez

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Miguel Bosé pide por Twitter ‘que nos dejen vivir’, referido a sus conspiraciones y el apoyo a los negacionistas de la COVID-19. Un planteamiento con mucha controversia.

Que hemos vivido la pandemia mundial más seria hasta el momento y que sus consecuencias ni siquiera son conmensurables, es un hecho. Que todavía no ha terminado, también. Que se ha llevado una cantidad insoportable de vidas (y lamentablemente las que siguen en peligro), es algo que todos sufrimos. Que el uso de la mascarilla, las medidas higiénicas, la precaución, el distanciamiento y, en caso de ser necesario, el confinamiento son las únicas armas con las que a nivel ciudadano podemos luchar, es otro hecho innegable. 


Quizá son obviedades que todo el mundo sabe y tiene claras, que para vencer la COVID-19 todos tenemos que luchar siendo responsables y respetando las medidas. Sobre todo teniendo en cuenta la actitud de la ciudadanía en pleno confinamiento, actuando casi como una unidad espía que, observando desde su balcón, arremetía contra aquellos que no cumplían las medidas obligatorias.

Pues todo aquello parece haber quedado muy atrás, cuando el pasado domingo 16 de agosto, nos encontramos con una concentración en pleno centro de Madrid (Plaza de Colón), que se manifiesta en contra del uso obligatorio de la mascarilla. Sus motivos: el virus es una farsa. Alrededor de 3000 personas (según datos que ha publicado la Delegación del Gobierno), se concentran, por supuesto, sin respetar las medidas de seguridad; sin mascarillas, ni distancia interpersonal. Acompañados de pancartas con mensajes como: “El miedo baja las defensas, tú eliges”, “Televisión; manipulación” o incluso “La mente es como un paracaídas, funciona cuando la abres”. Las imágenes han hablado solas, ya que se han presentado dándose abrazos mostrando su poca fe en la existencia del virus y que no tienen miedo.

Después de todo lo vivido y las pésimas consecuencias que, en diversos ámbitos, supondrán una factura que la mayoría no se podrá permitir, y después de saber que el virus es tan real como el número de fallecidos, y que no está controlado ni mucho menos. ¿Qué pasa por la mente de aquellos que acudieron y contribuyeron al apoyo de esta concentración? 

Por otro lado, ¿cómo se tienen que sentir aquellos que todavía lloran la pérdida de su ser querido?, ¿cómo le afecta este tipo de comportamientos sociales a aquel que ha perdido su negocio por respetar las medidas para intentar frenar todo lo posible el virus?, ¿cómo se ha de sentir alguien que está contagiado y ve que toda su vida se ha puesto en riesgo? El reclamo de la no-mascarilla queda en el absurdo y llega a ser insultante cuando se pone en contraste con la gran cantidad de gente afectada. Sobre todo cuando el motivo de este grupo de personas es que ‘les molesta la mascarilla’ y que ‘se sienten oprimidos y manipulados tanto por el gobierno como por los medios de comunicación’. 

Hablan de manifestarse para reclamar derechos humanos tan importantes como la libertad ya que “se les está negando con la excusa de un virus que no existe”. Una afirmación que, a estas alturas, es algo insultante. Tan insultante como que se cree un colectivo como #StopConfinamiento que afirma que estamos ante una gran campaña de ‘terrorismo mediático en todo el mundo’ cuyo único fin es el de inyectar miedo a la sociedad con cuentos de un virus que ya no existe. Como si de pronto la COVID-19 se hubiese vaporizado del mundo y la preocupación estuviese de más. 

Mirando los hechos desde esta perspectiva, ¿cómo es posible que tanta gente haya sido partícipe de este ‘ataque contra la salud pública’? Es entonces cuando encontramos personalidades como la del cantante y artista Miguel Bosé (@BoseOfficial en Twitter) que apoyan la causa e instan a todos sus seguidores a que le imiten.

¿Cómo es posible que personalidades con tal repercusión hagan uso de su altavoz mediático para estas cosas? Miguel Bosé con 3.1M de seguidores en Twitter y otros cientos de miles más en Instagram, pidiendo por sus redes que se acuda a la concentración del domingo 16 de agosto, insistiendo en que el virus no existe, y en que (como ya dijo el pasado mes de junio) todo es una farsa para vacunarnos y controlarnos por medios de chips y el 5G. “Una vez que activen la red 5G seremos borregos a su merced y necesidades. Sánchez acaba de hacerse cómplice de este plan macabro y supremacista” publicaba en sus redes incluso mencionando a Bill Gates (el cofundador de Microsoft) en su teoría.

Un artista con tal repercusión mundial que pregona teorías conspiradoras dignas de una historia escrita por George Orwell. Las conspiraciones están muy bien para divertirse, pero ahí termina su función. Una cosa es cuestionar la información, ser críticos, usar la mente, pero otra muy diferente es ir en contra de lo que está ante los ojos de todo el que quiera ver: ‘El bicho’ (como se refiere Bosé al COVID-19) mata. Y eso es así. 

En su último vídeo ‘comunicado’ de Instagram, afortunadamente, admite esto último (menos mal que todos lo sabíamos, ¿no?), pero sigue manteniendo que ya no hay pandemia y que el propio Ministerio de Sanidad del Gobierno ha publicado datos que lo confirman. Incidiendo en que no hay que dejarse manipular por los medios, y que se ha de comprobar la información (algo muy cierto que aparentemente él mismo no pone en práctica). “El bicho existe pero su fuerza está disminuyendo” acaba diciendo. Entonces, dudemos: Miguel, si sabes que existe, ¿Por qué instas a tus seguidores a acudir a una concentración multitudinaria en la que no se van cumplir las medidas, es más, se va a protestar en contra de ellas? Precisamente se tiene una responsabilidad como personaje público de mantener la cordura y, con todo el derecho a opinar, ser consciente del daño que puede causar hablar desde la desinformación, aunque solo sea por el bien de tus seguidores.

Por otro lado, no está demás apuntar que se puede detectar una falta de irresponsabilidad por parte del gobierno, al permitir y aprobar una concentración de negacionistas en medio de los múltiples (y cada vez más peligrosos) rebrotes. Se ha de respetar la libertad de todo el mundo a manifestarse, pero con el peligro de un repunte en la pandemia, se deberían asegurar a toda costa un mínimo de medidas sanitarias. Y si estas medidas no se respetan, por el bien de la ciudadanía, no se deberían aprobar dichas concentraciones.

Es completamente comprensible la frustración, las ganas de volver a la ‘normalidad’ y lo que supone no poder volver a ella sino adaptarse a la nueva normalidad. Es de esperar la inconformidad, el enfado, la tristeza, la rabia… Que algo tan difícil de controlar venga para quedarse. Es verdaderamente desesperante. 

Además, no se puede pasar por alto la disparidad de ideologías tanto políticas, como económicas y sociales, que causan la confrontación por las medidas tomadas por el gobierno para la lucha contra la pandemia. Es de una sociedad sana el crear debate sobre cómo se han de hacer las cosas. Y desde luego, la actuación del gobierno podría haber sido mucho mejor, síntoma es de que esto no se esperaba. Se han tomado medidas muy drásticas, que claramente iban a desembocar en hechos muy drásticos. Aunque, la verdad, sería sospechoso que alguien tuviese la fórmula perfecta para afrontar estas situaciones. Rompiendo una lanza en su favor: nadie había vivido esto antes (por lo menos con las mismas características). 

Sin embargo, no hay excusa para este tipo de comportamientos. La manera de luchar contra el virus es la información, no la desinformación. Habremos de corregir si esto no es cierto, pero de momento las comprobaciones científicas siguen siendo las mismas; el virus existe, el virus es tremendamente fácil de contagiar, el virus mata, y nadie está exento del contagio (ni siquiera aquellos que no tienen miedo y por ello mantienen sus defensas altas). Por tanto, toda medida preventiva ayuda. 

A modo de reclamo: por favor, como sociedad, por respeto a los demás, por salir adelante de una vez, por no seguir sufriendo, hagamos uso de la razón y respetemos las medidas de seguridad. Esto solo se podrá ganar si luchamos todos.