Sergio Cuevas
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La Luna se formó muy poco después que el Sol y la Tierra, hace aproximadamente unos 4.500 millones de años. Se creó como consecuencia del impacto de un protoplaneta del tamaño de Marte con nuestro planeta.
A pesar de que nos es imperceptible, la Luna se aleja de la Tierra 3,78 cm cada año. Aunque pueda parecer una distancia mínima, se vuelve relevante con el paso de los años. El satélite no ha estado siempre en la misma posición; actualmente se encuentra a 384.400 km de la Tierra, pero en el momento de su creación se encontraba 18 veces más cerca, de manera que la Luna se veía 20 veces más grande que hoy en día.
¿Por qué ocurre esto?
Que la Luna se aleje de la Tierra es consecuencia de la combinación de dos fenómenos: la rotación de la Tierra y la atracción gravitatoria entre la Luna y el mar. Como explica la tercera ley de Newton, esta atracción es ejercida por nuestro satélite respecto al mar (lo que provoca las mareas) y por el mar sobre la Luna. Si la Tierra no girara, esta fuerza ejercida respectivamente por la Luna y el mar no modificaría la órbita de la Luna; sin embargo, la rotación terrestre provoca que el mar se vea impulsado hacia fuera de la Tierra por la fuerza centrífuga, y por tanto la atracción que ejerce la masa de agua sobre la Luna impulsa al satélite hacia fuera de su órbita habitual. Al final de este artículo se exponen los principios básicos que explican este efecto de manera algo más técnica.
Este efecto, por contra, no continuará siempre. La fricción generada entre nuestro planeta y el mar en su movimiento reduce la velocidad de rotación de la Tierra (haciendo los días cada vez más largos), y por tanto el movimiento centrífugo de la masa oceánica del planeta. Esto a su vez causa que la Luna experimente ‘el tirón gravitatorio’ de las mareas con menor intensidad. Además, el progresivo alejamiento de nuestro satélite también reduce la atracción gravitatoria que ejerce sobre el mar, por lo que las mareas también se debilitan. De nuevo, la combinación de ambos efectos genera un fenómeno con tendencia a estabilizarse. En definitiva, llegará un momento en el que la Luna no se alejará más porque su órbita será estable.
¿Qué consecuencias tiene para la Tierra que la Luna se aleje?
Que la Luna se aleje afecta a nuestro planeta de diversas maneras. En el momento de su creación, el satélite se encontraba solo a 20.000 kilómetros de distancia de la Tierra. En ese momento, la velocidad de rotación de la Tierra era tal que los días duraban cinco horas. Con el paso del tiempo, y por la tendencia estabilizante expuesta previamente, estos se han alargado hasta las 24 horas. Así continuará siendo hasta que se llegue al equilibrio estable mencionado, momento en el cual los meses terrestres durarán 47 días actuales.
La distancia de la Luna a la Tierra afecta a la amplitud de las mareas: en el momento de su creación, la Luna generaba variaciones de la costa de kilómetros. Con la progresiva estabilización de la órbita lunar este efecto se ha reducido a escasos metros. El alejamiento de la Luna mantiene esta tendencia decreciente, de manera que en un futuro las mareas serán imperceptibles. Esto a su vez supondrá cambios en el clima y en la flora y fauna.
Por otra parte, la atracción entre la Luna y la Tierra estabiliza el eje de nuestro planeta, lo que a su vez mantiene las estaciones que tenemos hoy en día. El alejamiento del satélite provocaría una oscilación del eje, y con ello una variación de las temperaturas que harán de la Tierra un lugar muy distinto.
En definitiva, según se aleje la Luna se vivirán progresivamente las consecuencias: la “desaparición” de las mareas y la variación del eje terrestre afectarán de tal manera al clima que provocará la extinción de muchas especies de animales y plantas. Con el tiempo, la variación de las temperaturas será tal que la Tierra podría ser habitable solo en el Ecuador.
Sin embargo, estos cambios serán tan sutiles que nos serán prácticamente imperceptibles. De igual manera, antes de que la Tierra sea un planeta con temperaturas extremas y con un número reducido de especies, es probable que el Sol nos haya devorado tras convertirse en una gigante roja.
¿Qué principios provocan el alejamiento de la Luna?
En primer lugar, para comprender por qué la Luna se aleja de la Tierra es necesario conocer tres conceptos físicos fundamentales:
La tercera Ley de Newton, que sostiene que: “A toda fuerza de acción corresponde una fuerza de reacción de igual magnitud pero en sentido opuesto”. Los coches de choque ejemplifican de manera práctica las consecuencias de este principio:
Cuando un coche golpea a otro, el que lo empuja recibe al mismo tiempo un impulso hacia atrás, incluso aunque el coche que recibe el golpe esté parado.
La ley de la gravedad de Newton, que sostiene que dos cuerpos por el hecho de tener masa ejercen entre ellos una fuerza de atracción. Esta fuerza actúa como un cable en tensión, uniendo a los cuerpos atrayentes, en este caso el mar y la Luna. De esta forma, esta última atrae a los océanos y mares terrestres. Aplicando el principio de acción y reacción, también podemos afirmar que los mares terrestres atraen a la Luna gravitatoriamente. Esta mutua fuerza de atracción genera las cotidianas mareas.
Por último, es necesario conocer el papel de la fuerza centrífuga. Cuando un cuerpo está sometido a un movimiento de rotación, aparece sobre él una fuerza ficticia que le obliga a desplazarse fuera de la curva que describe. Todo el mundo ha experimentado este efecto cuando un coche toma una curva a demasiada velocidad: los pasajeros sienten una fuerza que les impulsa en la dirección contraria a la curva. En el caso de la dinámica Luna-Tierra, la fuerza centrífuga desalinea los ‘cables’ que unen los sistemas Luna-Tierra y Luna-mares, como consecuencia del movimiento centrífugo del mar. Esto hace que aparezca una aceleración extra en una dirección contraria a la órbita lunar, obligando al satélite a salirse de su trayectoria natural.