Complementos sostenibles para la menstruación: la copa menstrual, las compresas de tela o el free bleeding

Rocío Cruz e Irene Mira

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La industria de la higiene ha promocionado hasta la saciedad complementos para la menstruación como las compresas o los salvaslip desechables, los cuales están compuestos de un 90 % de plástico. Estos productos se han convertido en el peor enemigo del medio ambiente. Por este motivo, surge la aparición de los complementos sostenibles para la menstruación. La copa menstrual, las compresas de tela o el free bleeding son el origen de no solo una mejora en el medio ambiente, sino también una mejora en la salud y la higiene de aquellas personas que las utilizan. 

La copa menstrual es “el gran descubrimiento” o así lo han denominado muchas de sus consumidoras. Sin embargo, algunas de ellas han tenido problemas las primeras veces que han utilizado este componente menstrual debido al desconocimiento de su empleo. La talla, el modelo o el color, son algunos de los factores más cuestionables a la hora de comprar la copa. 

A pesar de su “boom” en los últimos años, este recipiente se empezó a industrializar en 1930 y a partir de 1876 ya existían copas menstruales, aunque muy rudimentarias. 

La copa menstrual es un envase de silicona médica que se introduce en la vagina y sirve para retener la sangre. Se cambia cada doce horas y se esteriliza una vez al mes. Existen diferentes tallas y formas que se adaptan mejor a cada vagina.

La pregunta más frecuente entre las consumidoras es ¿qué talla debo utilizar? Lo primero en lo que se deben de fijar a la hora de comprar la copa es en la talla. Cada modelo de copa está compuesto por varias tallas, normalmente S, M y L. La talla más pequeña es la S y se recomienda para aquellas personas que nunca han mantenido relaciones sexuales con penetración o tienen menos de dieciocho años. La talla M es adecuada para las personas menores de treinta años o para quienes no han tenido parto vaginal. Y por último, la talla más grande es la L, y se aconseja para mayores de treinta años o para quienes sí han tenido parto vaginal (independientemente de la edad). 

Por otro lado, si eres una persona que practica deporte de competición, también puedes encontrar modelos sport formados por una silicona más dura correspondiente a un suelo pélvico más fuerte.

En cuanto a los colores, hay una gran variedad de tonos en el mercado. Sin embargo, debido al color amarillento que irá adquiriendo tu copa con el paso del tiempo, lo aconsejable sería utilizar un tono más oscuro como el lila, el rosa o el rojo.

Otra duda que se tiene al consumir la copa es acerca del “cabo” o parte inferior de la copa que permite su extracción. Normalmente se encuentra en forma de “palito”, pero si eres primeriza se aconseja la forma de anilla para poder introducir el dedo en la anilla y sacarla con mayor facilidad junto con el movimiento de impulso de la vagina. 

Lo que corresponde a la higiene y cuidados de la copa menstrual, es importante enjuagar este producto al vaciarla durante la regla. Se debe lavar con jabón neutro antes de volverla a introducir. Una vez al mes, coincidiendo con el periodo menstrual y antes de utilizarla, hay que sumergirla en agua hirviendo y dejarla durante tres o cuatro minutos, mientras se mueve suavemente para evitar que se queme o pegue, ya que no podemos olvidar que está hecha de silicona.  

En cuanto al modo de empleo, la copa cuenta con diferentes métodos de extracción. El más habitual es doblarla para que se quede en forma de “U” y de esta forma se introduzca en la vagina. La copa se abre en el interior evitando que la sangre salga. Para sacarla se hace fuerza con el vientre, metes un dedo, la empujas a un lateral para quitarle el vacío y el efecto ventosa que toma y se tira la sangre a la ducha, al váter o se utiliza para regar las plantas.

Fuente: Wikipedia Commons / Copa menstrual en forma de «U» para introducirla en la vagina

El tiempo de uso recomendado de este producto es de doce horas, y no es muy recomendable pasar de este tiempo si la copa está llena. 

Además del “boom” de la copa menstrual, hay otras consumidoras que optan por otras alternativas sostenibles, entre las que se encuentran las braguitas absorbentes, las compresas de tela, los tampones ecológicos o el free blending.

Las braguitas absorbentes 

Las braguitas absorbentes surgieron hace unos años en Estados Unidos y se empezaron a comercializar también en España. Estas braguitas están compuestas por algodón, tejido técnico y, a veces “lycra”; depende del modelo y de la marca, todos estos materiales permiten la absorción del flujo menstrual. 

Estas bragas están hechas en tres capas, la primera de hidrofilamida, poliamida y elastán, los cuales funcionan como drenante para evitar esa sensación de humedad. La segunda capa es de poliéster, el cual es absorbente. La última capa contiene poliester y poliuretano, elementos que son impermeables y transpirables.

En cuanto a su uso, en un primer momento se pueden llevar todo el día o toda la noche sin necesidad de cambiarlas, aunque es importante tener en cuenta el flujo y el ciclo de cada persona.

El modo de higiene en este producto también es muy importante y una de las principales dudas entre las mujeres que quieren atreverse con ellas. Se pueden lavar tanto a mano como en lavadora, pero siempre con agua fría y sin ningún tipo de suavizante. Lo aconsejable es usar productos naturales ya que son antibacterianas y evitan los olores. 

Fuente: Wikipedia Commons

Compresas de tela

Las compresas de tela son trozos de tela muy parecidas a las compresas convencionales, que absorben la regla y se pueden reutilizar tras lavarlos (en lavadora o a mano). A principios del siglo XX se empezaron a industrializar, sin embargo se utilizan desde muchísimo tiempo atrás. Estas compresas tienen varias capas de tejido. La última de las capas es impermeable y de esta forma se evita que el flujo traspase más allá de la compresa. Al igual que las compresas convencionales, éstas poseen también “alas”, las cuales permiten que se quede sujeta a la ropa interior sin moverse. Muchas de las consumidoras afirman que son más cómodas que las desechables, por el tacto, que es suave y agradable. Además, se adaptan con facilidad a la ropa y al cuerpo y no guardan tanto el olor. 

En cuanto a la higiene y la limpieza de este producto se pueden lavar en la lavadora o a mano, pero siempre con agua fría, ya que si no lo haces, la sangre se quedará fija al tejido y será mucho más difícil de quitar. Al igual que ocurre con la copa menstrual, se recomienda que este lavado se realice con jabón neutro.

Fuente: Wikipedia Commons

Tampón y compresas ecológicos 

Otra alternativa a las compresas y tampones convencionales son los ecológicos. Es decir, en lugar de emplear un material de plástico, se utiliza un aplicador de papel evitando así los químicos y las fibras que pueden irritar la zona íntima. Esta opción da una oportunidad a aquellas personas que no se sienten cómodas utilizando la copa menstrual o que no están a favor de la reutilización de productos. Es importante tener en cuenta a la hora de comprar estos productos que sean 100% algodón, que estén libres de cloro, sin ningún tipo de plástico, que no pierdan las fibras en el caso de los tampones sobre todo, para evitar residuos dentro de la vagina y que en ellos se encuentren el sello ecológico

Fuente: Myalmablog

Free bleeding 

Finalmente, la última alternativa sostenible es el free blending o “sangrado libre”. Esta revolución consiste en naturalizar todo lo posible la regla y así acabar con el miedo y la incomodidad de haber manchado. Se basa, por tanto, en no utilizar ningún método para evitar que la sangre manche. Únicamente se utiliza la consciencia corporal y ejercicios del músculo pélvico para retener la sangre cuando estés fuera de casa, por ejemplo. 

Montse Iserte, psicóloga y sexóloga que practica el sangrado libre, asegura que aunque las mujeres lo han llevado a cabo desde siempre, fue en la década de los 70 cuando el hábito de “dejar fluir la sangre de forma natural” tomó cariz de movimiento feminista empoderador. Esta técnica libre nació como protesta a raíz de la aparición de algunos casos del síndrome del shock tóxico asociado a los tampones. La experta asegura que utilizar o no productos de higiene íntima no se trata de una elección, sino en muchos casos de una imposición: “La regla siempre se ha visto como un tabú, rodeado de un halo de superstición, como algo sucio y pecaminoso que ha de ser ocultado”.

La menstruación dura entre 40 años de nuestra vida, en nuestras manos está apostar por unos 40 años siendo cómplices de una mejora en nuestra salud y en el medio ambiente, y dejar en un segundo plano a las compresas y tampones tradicionales los cuales emplean un gran porcentaje de plástico en sus componentes además de los productos químicos no saludables para la higiene y salud femenina. Cada vez son más las consumidoras que apuestan por estos complementos sostenibles y como dijo la periodista especializada en sexualidad Noemí Casquet: “La menstruación es nuestra máquina para prevenir el futuro”.

Por último, queremos recomendar el libro Mala Mujer de Noemí Casquet, el cual muestra detalladamente los tips para emplear estos complementos y otros consejos sobre la educación sexual.