¿Cómo se representa a la mujer en las series españolas?

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El Instituto de la Mujer ha publicado el estudio ‘Estereotipos, roles y relaciones de género en series de TV de producción nacional’, donde se analizan 18 series españolas

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El informe ‘Estereotipos, roles y relaciones de género en series de TV de producción nacional’ elaborado por la Asociación de Mujeres Cineastas y de Medios Audiovisuales (CIMA) para el Instituto de la Mujer trata de responder a esta pregunta. En este estudio se analizan las 18 series de producción o coproducción española más vistas entre 2018 y 2019. Por una parte se analiza la presencia femenina en los empleos del sector audiovisual español, y por otra se estudia la representación de las mujeres y los hombres, así como sus relaciones (haciendo especial hincapié en aquellas que muestran violencia de género). 

Las series analizadas son: Cuéntame, La caza de Monteperdido, Allí abajo, La catedral del mar, Presunto culpable, La verdad, Vivir sin permiso, La que se avecina, La casa de papel, Las chicas del cable, Paquita Salas, Gigantes, Hierro, Vida perfecta, Élite, Skam, Acacias 38 y Amar es para siempre. 

Un sector claramente masculinizado

Los resultados del informe sobre la estructura ocupacional por género revelan que el 78% de las series tienen una autoría puramente masculina, mientras que solo una de las 18 series es de autoría femenina

El estudio demuestra que este sector está claramente masculinizado: dos de cada tres puestos de trabajo son ocupados por hombres. Conforme se analizan empleos de mayor posición en la pirámide ocupacional, menor es la presencia de las mujeres, mientras que en los empleos de menor rango sucede lo contrario. Los hombres son mayoría en las ocupaciones vinculadas a funciones directivas, teóricas y artísticas; las mujeres representan un 8,3% del Grupo Directivo, un 12,6% en el Grupo Técnico y un 26,3% en el Grupo Artístico. Por otra parte, en el Grupo de Especialistas, donde se incluyen la peluquería, maquillaje y vestuario las mujeres ocupan un 61% del personal.

La representación de las mujeres

El estudio asegura que un 82,2% de los personajes femeninos representan el estereotipo de “feminidad”, es decir, son mujeres pasivas, dependientes de un hombre o su función principal es el cuidado de otros.

Por otro lado, en el 6,3% de las secuencias que se han analizado muestran una cosificación explícita de las mujeres. La violencia masculina es representada en un 58,4% de ellas, tanto de hombres hacia hombres como hacia las mujeres. Esta última está presente en un 34,6%, donde se incluyen la violencia física y psicológica, pero también engloba cosificación y palabras, actitudes y acciones machistas. 

La diferencia entre los roles femeninos y masculinos

En cuanto a los roles femeninos, el estudio demuestra que el más representado es el de “chica buena”, que cumple las normas e imperativos sociales sin problema. Encontramos ejemplos en series juveniles y en las que están dirigidas a un público más adulto: Maite Otxoa de Skam, Nina Bandeira de Vivir sin permiso, Dolores “Lola” Trujillo Pacheco o Alba Recio Escobar de La que se avecina… Estas mujeres por lo general aceptan el sistema, son sufridoras pero conformistas. 

Otro de los roles utilizado frecuentemente es el de “femme fatal”. Esta mujer independiente y sexual, se representa como un personaje negativo que supone una amenaza para los hombres. Aparece en series como La Catedral del Mar, donde casi todas las mujeres protagonistas interpretan este papel (Aledis, Mar o Francesca Esteve), en La caza de Monteperdido o en Presunto Culpable.

Relacionado con este rol, el estudio afirma que la “mujer hiper-sexualizada” también es un personaje común en estas series. Estas mujeres tienen como finalidad deleitar al espectador y suelen ser cosificadas: Raquel Villanueva de La que se avecina, o la gran mayoría de las protagonistas de Élite son ejemplo de ello. 

El rol de la “mujer sumisa” está presente en varias series. Estas mujeres viven por y para los hombres, son incapaces de tomar decisiones solas y se dejan dirigir continuamente por sus parejas (a quienes ponen en el centro de sus vidas). Están presentes en series con público juvenil como Skam, pero también en Vivir sin permiso, Paquita Salas, Cuéntame o La que se avecina. 

Debido a los evidentes avances sociales y profesionales que se han logrado en estos últimos años gracias a la lucha por la igualdad de géneros abunda en las series el rol de “mujer moderna”, una mujer que es capaz de valerse por sí misma, que tiene carácter, estabilidad económica y suele ser activa sexualmente. A pesar de que este personaje podría representar un avance, el estudio apunta que para su creación simplemente se les han otorgado los mismos deseos y aspiraciones que tienen los hombres “triunfadores”. Encontramos ejemplos en varias series: María Teresa “Maite” Figueroa de La que se avecina, Raquel Murillo Fuentes o Ágata Jiménez «Nairobi» de La casa de papel, Reyes de Hierro, Raquel Mur de La caza de Monteperdido y Alicia Costa de La verdad.

En menor medida también existen otros roles femeninos como el “ángel” y la “madre”. El primero es representado por mujeres que se muestran como inocentes para poder conseguir sus propósitos. El segundo podría dividirse en dos: por un lado las malas madres y por otro las madres buenas, sufridoras y sumisas.

Además, el estudio refleja que el trato que reciben los hombres en estas series es bastante más benevolente que el que reciben las mujeres. El rol más recurrente de los personajes masculinos es el de “hombre trabajador”, mientras que solo el 14% de mujeres son representadas en el ámbito laboral. Además, entre otros se encuentran el “chico bueno”, el “héroe”, el “chico rebelde o malo” y el “caballero o príncipe”.

El estudio concluye que los protagonistas principales de estas series (tanto masculinos como femeninos) cumplen los roles asociados a cada género. Además, aseguran que esta representación “no ha cambiado en la base, aunque sí en las formas y la estética” en comparación a la década pasada, ya que retroalimentan la cultura sexista al mostrar a la mujer en roles “estereotipados y cosificados” desde una “mirada patriarcal”.