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Actualmente, el programa La isla de las tentaciones está en boca de todo el mundo. Frases como “Tom eres un desgraciado” o “Estefanía” han llegado a ser Trending Topic gracias a las miles de publicaciones escritas por los tuiteros. Incluso Rosito se ha convertido en el peluche que querríamos tener en nuestras camas.
Todos hemos llorado con Melyssa pensando en el desamor y el engaño. Vimos a Melodie como esa amiga que te apoya en los momentos más difíciles o aquel amigo como Tom o Lester que te impulsa a “disfrutar” de la vida. También nos hemos sentido solos como Pablo en la etapa final del programa, hemos experimentado esos giros sentimentales de Marta o la impulsividad de Patricia. Inma y Ángel dejaron la puerta abierta para que creyéramos en el amor, aunque Tom y Mayka lo pusieran ante la cuerda floja. Sentimientos y emociones que puede experimentar cualquier ser humano a lo largo de su vida, pero ¿es motivo de la casualidad que nos sintamos identificados con ellos?
La isla de las tentaciones se ha convertido desde el año pasado en un fenómeno de masas en España. Tras su éxito, este año Mediaset ha arrancado con la segunda edición del programa. Ya casi 2.000.000 millones de espectadores caen cada miércoles y domingo en la tentación. Sin embargo, algunos de los televidentes se siguen preguntando por qué tiene tanto éxito el programa. Para ello, en este artículo hemos realizado un análisis acerca de las narrativas audiovisuales de este tipo de reality, los dating shows.
Inicialmente, el auge de este tipo de apuesta televisiva ha variado con el avance de las tecnologías y la posibilidad de participar casi directamente en lo que sucede (transmedia).
En el panorama nacional y desde la llegada de los datings shows a nuestro país, han sido muchas las apuestas que los principales canales de televisión han acogido. Una de las características principales de La isla de las tentaciones radica en la mezcla de realities de los que se nutre. Gran Hermano y la dificultad de la convivencia dentro de una gran casa, Supervivientes y el ambiente paradisíaco de una isla en medio del océano, las citas de First Dates y la posibilidad de no congeniar con la persona elegida, el dinamismo de Next que te permitía cambiar de cita si no te gustaba la que tenías, las discusiones y debates inspirados en Mujeres y hombres y viceversa; y un largo etcétera. La compilación de tantos elementos y formatos que han tenido éxito en televisión convierten a este programa en un gancho para el público que es fiel a estas tipologías.
Algunos estudios, como el de Greenberg y Woods en 1999 sobre el uso y consumo de la televisión, han confirmado que las mujeres son más susceptibles de consumir dating shows que los hombres, aún así, cabe tener en cuenta que es una finalidad del propio programa. Según Hidalgo – Marí otra de las afirmaciones que se ha obtenido, es que los dating shows siguen respondiendo a representaciones tradicionales nucleares y heterosexuales de las parejas, aunque con alguna excepción como el programa First Dates.
¿Y por qué se ven estos programas? Los motivos son casi inabarcables, se ha afirmado que la atracción por parte de la audiencia se debe a la convivencia de los personajes a tiempo real, a la sensación de realidad y cotidianidad, a la puesta en común de sus hábitos, costumbres y manías pero sobre todo, a la muestra de sus incompatibilidades. Entre otras cosas, el espectador juega a imaginar qué haría en las situaciones que ven en la pantalla (ventana-espejo).
Se podría afirmar que la televisión que habla de sí misma provoca un repliegue del espectador en sí mismo. Pero en dicho proceso, éste se reconoce y se gusta como televidente. Como dijo Umberto Eco, vuelve cierta una vieja definición de la televisión: “Una ventana abierta a un mundo cerrado”.
Juego ficción – realidad
Muchos espectadores barajan la idea de que los concursantes no actúan de forma espontánea, es decir, actúan siguiendo un guion. Por ello, nosotras queremos indagar más en esta inquietud generalizada y desmontar la importancia del juego ficción-realidad a la que se ve sometido el programa. La selección de ciertas imágenes determinadas en el montaje de los programas, la elección de personajes con personalidades concretas o el consumo continuado de bebidas alcohólicas, son algunas de los temas que trataremos en el artículo.
En primer lugar, los comportamientos que presentan los concursantes están muy marcados (todos muestran actitudes celosas, critican a sus parejas y compañeros, etc.) de este modo, queda al descubierto la existencia de una predisposición por un personaje tipo. Es decir, dentro de la realidad existe parte de ficción al escoger a los participantes del programa. Este motivo podría estar vinculado a la captación de audiencia puesto que de esta forma el público tiene más facilidad de identificación con los personajes. Además, hay personajes como Melody que se mantienen como neutros conservando así la “espontaneidad” que beneficia a este tipo de realities y les asemeja más a la realidad y no a la ficción.
Por otra parte, estos comportamientos son también clasificables, lo cual refuerza de nuevo la hipótesis sobre la existencia de ficción. Las guionizaciones no son exactamente argumentos que deben aprenderse de memoria como en las películas, sino que aparecen desde el momento en que los productores y realizadores del programa eligen a los personajes buscando que las cosas sucedan de una forma determinada. Además, la cantidad de veces que se ingiere alcohol en la temporada muestra que el programa busca que los comportamientos y actitudes sean más desinhibidas debido a los efectos de estas bebidas. De nuevo, se demuestra el juego ficción-realidad y además, se retrata un ejemplo poco aconsejable para los más jóvenes teniendo en cuenta que el programa pueden verlo menores (la clasificación de edad establecida es “apta para mayores de 16 años”).
Así pues, se trata de una ficción forzada porque, aunque es posible que las reacciones de los actores no profesionales sean espontáneas y certeras, en el programa se elige qué fragmentos de la semana emitir en la televisión generalista y abrir debate en torno a ellos. El contenido se desarrolla en un escenario real, pero el montaje, la guionización y la exposición se realizan desde un prisma planificado, propio de la ficción.
Por otro lado, el uso de las redes sociales como foco de promoción por parte de los personajes principales del programa es uno de los factores esenciales para este análisis. Vinculado a este, se atiende a su relevancia dentro de este modelo de formato en el panorama televisivo, además de tener en cuenta la participación de los seguidores a través de la red social de Instagram.
“Amor en pareja”
La mayoría de espectadores considera La isla de las tentaciones proveedora de actitudes tóxicas y estereotipos habituales (cuerpos normativos, consumo de alcohol, infidelidades, machismo…). No solo eso, sino que la visualización y análisis de los distintos programas tenidos en cuenta han confirmado la presencia de esas actitudes y estereotipos mencionados. Estas ideas consiguen penetrar en los más jóvenes. También es posible relacionar la representación de numerosos estereotipos con la simpatía de la audiencia hacia los personajes. Se muestra así que los personajes que tienen conductas más estereotipadas como Tom son menos queridos por los seguidores del programa, mientras que aquellos que se salen de las conductas establecidas como la pareja de Inma y Pablo tienden a recibir más cariño del público.
Para aquellos que no conocen La isla de las tentaciones
La isla de las tentaciones es un programa de televisión español estrenado el nueve de enero de 2020. Este dating tiene su origen en el experimento social Temptation Island de Estados Unidos. El formato está constituido por 8 programas, uno de ellos correspondiente con el “Reencuentro después de tres meses”. La mecánica del programa consiste en unir a cinco parejas y veinte personas que actuarán de tentadores ante ellas, diez de cada género, en una isla paradisiaca. Para ello, se dividen los chicos y las chicas en dos casas: Villa Montaña y Villa Playa.
Cada una de las parejas acude con una motivación distinta: aprender a tratar los celos, solucionar problemas de desconfianza o a modo de “prueba de fuego” antes de casarse. La finalidad, por tanto, es comprobar si al terminar el programa cada una de las personas emparejada escoge irse sola, con su pareja o con una tentación. En estas villas se pone a prueba a las parejas ya separadas: cada uno elige cada cierto tiempo a una o un tentador para tener una cita, pudiendo cambiar de tentador si lo desean. Además, conviven en la misma casa que ellos. Dentro de esta convivencia, los tentadores y los personajes principales se conocen más entre ellos, estableciendo así diferentes lazos.
Además de las citas, hay otro momento clave en el programa: las hogueras. Se trata de encuentros “especiales” en los que los personajes principales se reencuentran con la presentadora del programa y se sientan alrededor de una hoguera. En ellas, cada miembro de la pareja ve a través de vídeos un resumen de lo que su pareja está haciendo en la otra villa. Tras ver estos vídeos, la presentadora hace preguntas y los personajes opinan sobre las imágenes que han visto.
Finalmente, cabe destacar que además de la hoguera explicada, existe también la “hoguera de confrontación”, en la que una pareja se reencuentra porque algo importante ha sucedido y uno de ellos ha decidido que deben hablar. Si alguno de los miembros de la pareja rechaza este reencuentro, deberá abandonar inmediatamente el programa solo. Por último, existe la “hoguera final”, en la que los personajes principales se reencuentran con sus parejas, vuelven a ver los videos de las hogueras juntos y deciden cómo se van: solos, con su pareja o con la tentación.
Este artículo es el resultado de una investigación que realizamos el año pasado, la cual se titula “¿Por qué mordemos la manzana? Las características y los personajes en el date show. Estudio de caso: La isla de las tentaciones. Si queréis leerlo solo tenéis que contactar con nosotras en vertice.mediodigital@gmail.com