Pablo Ruiz
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El 5G está en boca de todos, no se habla de otra cosa. Pero, como todo lo que no conocemos, suele despertar miedos e incluso reticencia a incorporar a nuestro día a día esta nueva generación móvil mediante la cual estaremos conectados a todo, en todo momento, y en el menor tiempo posible. Por ello, es necesario abordar los temas que inquietan al usuario medio y desmentir algunos mitos que circulan por redes y carecen de cualquier fundamento científico.
“El WiFi nos fríe el cerebro«
Una de las preocupaciones más recurrentes cada vez que se implementa una nueva tecnología inalámbrica es la supuesta naturaleza dañina de las ondas electromagnéticas y los efectos perjudiciales para la salud de nuestra exposición ante las mismas. Lo vimos con el WiFi, con el 3G, 4G y ahora vuelve a estar en el debate público con el 5G. En 2014 la OMS ya declaró que “no hay ninguna prueba científica convincente de que las débiles señales de RF procedentes de las estaciones de base y de las redes inalámbricas tengan efectos adversos en la salud”. Y en febrero de 2020 el Colegio Oficial de Ingenieros de Telecomunicación elaboró un informe relacionado con las nuevas redes de comunicaciones, en el que se explica cómo la exposición a radiofrecuencias respetando los límites de exposición establecidos por el ICNIRP (International Commission on Non-Ionizing Radiation Protection) no conlleva ningún tipo de riesgos para nuestra salud. Además, la Universidad de Aache (Alemania) ha creado una plataforma que contiene una recopilación de miles de artículos científicos sobre la relación entre radiación electromágnetica y salud, con más de 350 estudios específicos sobre el 5G.
Pero, ¿por qué si estos señores dicen que el WiFi o el 5G no causa cáncer o infertilidad, sí lo dice Miguel Bosé? Pues bien, voy a tratar de explicar en unas pocas líneas lo que necesitaría de varias páginas. Aunque no lo creamos, estamos constantemente expuestos a la radiación en sus múltiples formas. Además de las ya mencionadas tecnologías inalámbricas, o la radiación solar, existe un gran número de fuentes de radiación de las que nadie sospecharía, como ciertos alimentos que consumimos en nuestro día a día, el agua o elementos químicos de los materiales con los que están construidas nuestras casas. Todas las diferentes formas de radiación se pueden clasificar en dos tipos si atendemos a su capacidad de interaccionar con la materia: radiación ionizante y no ionizante.
La radiación ionizante tiene la capacidad de ionizar la materia con la que interacciona, es decir, transporta la suficiente energía como para separar los electrones de los átomos, creando así átomos o moléculas cargados eléctricamente. El problema que plantea este tipo de radiación en su interacción con los tejidos de los seres vivos es que puede llegar a romper los enlaces químicos, modificando la estructura de las cadenas de átomos, alteraciones que pueden ser especialmente perjudiciales si afectan a la estructura de nuestras células. Por otro lado, la radiación no ionizante no tiene la energía necesaria para romper esos enlaces, únicamente es capaz de excitar el electrón y moverlo a un estado de mayor energía, por lo que mantiene la carga neutra de los átomos de la materia que atraviesa. Por suerte, la mayoría de la radiación con la que convivimos en nuestro día a día es no ionizante. Las ondas electromagnéticas que transportan nuestras señales de radio y televisión, nuestras conexiones WiFi y la luz visible son formas de radiación no ionizante. Así que el 5G no te causará ningún cáncer, pero igual el paquete de Marlboro que te fumas diariamente o una dieta a base de visitas al McDonalds sí lo hace.
5G y coronavirus
Tampoco faltan las teorías conspiranoicas como la que sugiere que esta quinta generación de telefonía móvil podría ser la causa del SARS-CoV-2, el coronavirus que provoca la Covid-19. Los defensores de esta teoría se lo han tomado tan en serio que incluso han llegado a quemar estaciones base de telefonía móvil por toda Europa.
Su principal argumento es que los primeros casos de dicha enfermedad aparecieron en China, donde se ha hecho el mayor despliegue de redes 5G hasta la fecha. Pero no solo esto no prueba nada, ya que correlación no implica causalidad, sino que esta premisa hace aguas por todos lados. El primer despliegue de una red 5G fue en 2018 en Corea del Sur, y desde entonces hasta la aparición del coronavirus (dic 2019) numerosos países, España entre ellos, han hecho lo propio. Por lo tanto, si la teoría fuese cierta, no sólo el virus habría aparecido primero en cualquier otra zona del mundo, sino que lo habría hecho hace casi tres años. De todas formas, tampoco hace falta ser Sherlock Holmes para darse cuenta de que el único motivo por el que hay más casos de coronavirus en zonas con presencia de redes 5G es porque éstas se despliegan allí donde la densidad de población es mayor, y por lo tanto, donde el virus se expande más fácilmente.
Otra versión de la teoría que circula por diferentes foros conspiranoicos es que la rápida expansión del virus se ha producido gracias al 5G. No hace falta consultar a los expertos para refutar este sinsentido, basta con ir a un colegio de primaria y preguntar a los niños cómo se transmiten los virus. Te dirán, como tantísimos estudios han comprobado, que la propagación de dichos organismos necesita de pequeñas gotas que expulsamos por ejemplo a través de estornudos o toses y que pueden incluso quedarse mantenidas en el aire durante varios minutos o permanecer horas en diferentes superficies. Las ondas de radio, como ya hemos visto, propagan energía de un punto A a un punto B, como cualquier tipo de radiación (sí, ocurre lo mismo cuando tomamos el sol), pero la naturaleza electromagnética de las mismas hace imposible que sean capaces de transportar materia. Por ello, no hay manera de que puedan transportar ningún tipo de partícula por muy pequeña que sea. Bueno, igual el cerebro de los conspiranoicos sí.
Disfrutemos de lo que el 5G nos puede ofrecer
Por todo lo dicho, tenemos que dejar de dar voz a los que sólo pretenden atemorizar a la población e imponer su agenda ideológica. Escuchemos a quienes han dedicado años a investigar sobre este asunto y han llegado a la conclusión de que el 5G no sólo es totalmente seguro, sino que va a suponer un avance en las comunicaciones móviles nunca antes visto. Algunos incluso hablan de la Cuarta Revolución Industrial y del papel protagonista que el 5G puede tener en ella.