Gran parte de la producción audiovisual que se consume en España es de origen extranjero, por lo que generalmente las películas, series, documentales o anuncios que vemos a diario están doblados al castellano. Sin embargo, este trabajo a veces pasa desapercibido, y a menudo los espectadores solo se percatan de él cuando se comete algún error.
Elisa Beuter, directora y actriz de doblaje desde hace 30 años, considera que antaño el doblaje estaba muy valorado, pero que actualmente es una profesión que en ocasiones está denostada. “Hoy en día con el avance de las tecnologías eso que significaba tanto y era tan laborioso, parece que lo puede hacer cualquiera”, afirma la actriz. Mario García, miembro del Sindicato de Artistas de Doblaje de Madrid (ADOMA) y conocido por ser el actor que dobla al Spiderman de Tom Holland, coincide en que su profesión está infravalorada. Asegura que trabajan “en la sombra”, y aunque cada vez se están dando más a conocer, aún pasan desapercibidos.
María Jesús Nieto, actriz de doblaje y miembro también de ADOMA, difiere con respecto a sus compañeros, pues afirma que el doblaje es parte de la cultura española, y por ello es muy apreciado por los espectadores. Además, asegura que siempre son más valorados por el público que por los propios clientes, algo en lo que coinciden todos.
Al otro lado de los micrófonos
Los espectadores generalmente desconocen el trabajo y el proceso que se sigue desde que llega una producción extranjera hasta que se emite doblada en el cine o en la televisión. De igual manera, a menudo se olvida que los profesionales del doblaje, como indica su nombre, son actores, e interpretan cada vez que doblan.
Su dinámica de trabajo es distinta a la de los actores de cine, teatro o teatro musical. La principal diferencia es el escaso tiempo que tienen para preparar sus papeles. Mientras otros actores emplean meses en familiarizarse y preparar sus personajes, los de doblaje apenas poseen unos minutos. Además, debido a las políticas de las productoras para evitar la piratería, no poseen casi información sobre el papel que van a interpretar.
Según afirma Beuter: “Te pueden convocar de un día para otro para hacer un papel, como mucho te pueden avisar con una semana. Dos o tres días de antelación podría ser la media”. Cuando reciben una llamada, García asegura que la información que les dan es: quién es el director, cuál es el estudio en el que van a trabajar, el número de takes (unidad de medida que usan los actores de doblaje, se trata de un tramo del guion) que van a hacer, y “muy rara vez” les dicen el nombre del proyecto. Una vez que llegan allí, les explican el argumento de la película o capítulo. Necesitan que el director de doblaje les de unas pautas y les pongan en contexto, puesto que cada actor únicamente puede ver las escenas en las que aparece su personaje, nunca la película o el capítulo entero. En las producciones de inversión millonaria como son los blockbuster, Beuter asegura que “ves una pantalla en blanco y justo cuando va a hablar tu personaje se abre una ventana, y a veces incluso solo ves la boca del actor”, afirma Beuter. Además, aunque todos ellos firman numerosos acuerdos de confidencialidad, en ocasiones, cuando se trata de producciones de gran inversión, se usan “nombres clave” para no referirse a la película o la serie por su nombre original.
Una vez les han asignado el guion, apenas tienen unos minutos hasta que lo declaman ante el micrófono. Deben leer el texto mientras miran a la pantalla para así hacer coincidir su voz con los labios del actor original. Nieto asegura que a veces tienen que ser un poco “estrábicos” y tener “un ojo arriba y otro abajo”, aunque afirma que intentan memorizar las frases para que les sea más fácil. Destacan también la gran rapidez con la que se trabaja: “En unos segundos tienes que captar la interpretación del actor e inmediatamente sueltas el texto”, afirma Beuter.
Pero la interpretación es lo “realmente clave”. “Tienes que transmitir lo que hace el actor en pantalla a través de tu voz”, asegura García. Beuter señala que es fundamental que la interpretación sea realista para lograr que “los espectadores se olviden que la película que están viendo está doblada”. Por otra parte, Nieto afirma: “Nosotros no somos imitadores, no copiamos voces, nuestro trabajo es interpretar en castellano lo que otro actor ha dicho en otro idioma”.
A pesar de las dificultades que conlleva seguir este ritmo de trabajo tan acelerado, García asegura que a su vez es enriquecedor la gran variedad de personajes que interpretan. “Puedes empezar el día doblando a un pirata, a la hora siguiente a un galán y a la tarde siguiente a un asesino psicópata”, afirma el actor.
El impacto de las plataformas de streaming
El doblaje, al igual que la gran mayoría de profesiones, se ha visto afectado por la pandemia de la Covid-19. Durante el confinamiento se pararon muchas producciones, pero según García, “parece que la cosa vuelve a subir”. La ejecución del trabajo en los estudios de grabación ha cambiado: se desinfectan las salas, no pueden grabar varios actores a la vez, se ha suprimido el guion en papel…
Sin embargo, el gran cambio que se produjo en el mundo del doblaje se dio hace varios años con la llegada de las plataformas de streaming. Estas han permitido que se estrenen películas, series o documentales a diario, lo que ha acelerado el ritmo de trabajo para los actores y actrices de doblaje. “Que haya más empleo es bueno, porque hay para más gente, pero las condiciones de las plataformas muchas veces no son las ideales”, asegura Nieto. Seguir el ritmo de estos estrenos hace que el doblaje se resienta: “La rapidez con la que tenemos que ir muchas veces afecta a la calidad”, asegura García. Coinciden en que las empresas no ven el doblaje como un arte, sino como un negocio, lo que repercute en el producto final. García expone que el “cuidado” que recibe el doblaje de las películas que se estrenan en la gran pantalla es mucho menor en las producciones de las plataformas de streaming. Además, en los últimos años, la tecnología ha acompañado a este cambio, facilitando aún más aumentar el ritmo de trabajo.
El debate entre la versión original y doblada
Cuando se habla del doblaje, muchas veces se contrapone a la versión original. Sin embargo, los actores y actrices de doblaje apoyan esta versión, con o sin subtítulos: “Somos defensores de las interpretaciones de los actores”, asegura Nieto. “La versión original es totalmente lícita, aunque no por ello se debe menospreciar el doblaje”, defiende García.
La sociedad cada vez tiene la posibilidad de aprender más idiomas, y por ello puede parecer que el doblaje se está viendo desplazado por la versión original (con o sin subtítulos). Beuter incluso menciona algunas corrientes de pensamiento que consideran “inferior” ver películas o series dobladas. “Lo ideal sería ser políglotas “, asegura Nieto, y poder ver todas las películas y series en su idioma original, pero a día de hoy esta realidad no es posible. Según Beuter, se nos olvida que las versiones originales no solo son inglesas, sino que el cine proviene de muchos países distintos.
Nieto asegura que el doblaje es un valor añadido que no le cuesta nada al consumidor. García afirma que el doblaje acerca las películas y series de otros países y culturas, pero también es la única opción que tienen las personas mayores o invidentes de acceder a estas producciones. Beuter considera que la idea del doblaje es “ayudarte a disfrutar lo que estás viendo”. “A nadie le apetece hacer el esfuerzo de leer los subtítulos cuando ve la televisión al final del día” afirma la actriz. Consideran innecesario este debate, pues hoy en día con pulsar un botón puedes elegir qué versión quieres ver, sin necesidad de considerar una superior a la otra.
Los actores y actrices de doblaje son los primeros interesados en que su profesión se valore, y para ello son conscientes de que deben hacer una buena interpretación. Sin embargo, se convierte en un imposible si carecen de inversión, tiempo y atención por parte de las empresas. “Lo único que nos puede salvar es la calidad, pero muchas veces esta baja por la rapidez a la que trabajamos o por anteponer el dinero”, asegura Beuter. Así mismo, García considera que en muchas ocasiones a las empresas no les importa perder calidad con tal de “ajustarse a los tiempos”. “Necesitamos el tiempo que necesitamos, pero también más cariño para poder hacer su producto lo mejor que podamos”, defiende este actor. Son conscientes de que su profesión pasa desapercibida si se hace bien, y eso es lo que pretenden; hacer pensar al público que está escuchando las voces originales de los actores; ayudarles a disfrutar de cualquier película en un idioma diferente al original. Por último, recalcan que cualquier forma de visionado es válida, pero piden que se elija la versión que se elija, no se menosprecie a los actores y actrices de doblaje.