David Fernández
Hoy, 15 de marzo, es el Día Mundial del Consumidor. Este día es importante ya que habitualmente cuando se habla del consumo responsable se pone el foco en el consumidor, pero la empresa también tiene responsabilidades. ¿Qué responsabilidades?
El origen de la obsolescencia programada nace en la Revolución Industrial. Existen casos muy sonados que siempre se nombran al hablar de este concepto, y uno de ellos es el caso de la “bombilla incandescente”. ¿Sabíais que, en realidad, Thomas Edison no es técnicamente el inventor de la bombilla? A él le vendieron la patente, por lo tanto no es la “bombilla de Thomas Edison” como tal.
La obsolescencia programada es la planificación de la vida útil de un producto. Tras pasar un periodo de tiempo calculado por la empresa o el fabricante, el producto se vuelve inservible, no funcional.Por ejemplo, en el caso de las bombillas, sus cajas nos indican su vida útil en horas. Esta vida útil varía mucho. De hecho, ¿sabías que hay una bombilla que lleva más de 100 años encendida? Se puede ver aquí: Bombilla-Webcam
En la Revolución Industrial, las empresas se dieron cuenta de que la comercialización de una bombilla eterna haría innecesarias futuras compras, y ninguna empresa tendría futuro. La reacción fue encontrar un modo de que los clientes siguieran comprando: aprendieron a programar su vida para morir.
Esto afectó a varios sectores, como el textil, pero hoy vamos a centrarnos en el caso de los smartphones y los electrodomésticos.
Comenzaremos con los smartphones, haciendo especial énfasis en Apple, pues ha hablado mucho sobre este tema.
No es ninguna sorpresa que nuestros dispositivos móviles comienzan a tener fallos pasado X tiempo. Sabemos que estos errores comienzan cuando se aproxima la fecha en la que vence nuestra garantía. Lo que a lo mejor no es tan conocido es la obsolescencia programada en el software. Para entender esto, es necesario comprender que nuestro móvil se compone de software y hardware. El hardware es la parte que engloba los componentes físicos del móvil, mientras que en el software se incluyen los distintos programas de nuestro móvil y el sistema operativo (android, IOS, WindowsPhone…). En relación con esto, la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) demandó a Apple porque tras su última actualización de software (de 2019-2020), algunos modelos de iPhone (como el iPhone 6 y 6s) mostraban un mal funcionamiento: gran lentitud en la ejecución de algunas aplicaciones sencillas, aumento en el consumo de batería… Esto se debe a que cuando Apple lanza un nuevo software, dejan atrás a iphones antiguos, “obligando” a los clientes a comprar un móvil nuevo porque el suyo está “viejo”
A finales de 2020, Apple admitió que realizaba esta práctica e indemnizó a todos los usuarios afectados por la obsolescencia programada de su software.
No es la primera vez que Apple se ve envuelto en estas polémicas, el caso más famoso es conocido como: Westley contra Apple. En 2003 un consumidor de Apple descubrió que la batería del Ipod duraba 18 meses (con un precio de salida de 399$, aproximadamente 335€), pero la empresa no ofrecía cambios de batería.

(Personas anónimas realizaban estos grafitis sobre los carteles de Apple)
iPod’s Dirty Secret – from 2003 (minuto 1:03)
La demanda presentada por la abogada Elizabeth Pritzker resultó a su favor, obligando a Apple ofrecer 2 años de garantía y repuestos. Pero a día de hoy ya no es ningún secreto que la marca Apple cobra un precio muy superior por reparaciones. De este modo, han encontrado una vía de escape para continuar recibiendo una retribución.
Por otra parte, la obsolescencia programada también se da en los electrodomésticos. En general, el número de dispositivos electrónicos como los móviles por persona no es más de uno, o dos en caso de tener uno de trabajo, pero esto varía cuando se habla de electrodomésticos. En estos casos el número suele aumentar y dependiendo del electrodoméstico, la vida útil varía.
En el caso de los electrodomésticos más grandes como lavadoras, neveras o frigoríficos, rondan los 10-12 años de vida útil. El mayor problema surge cuando se quiere reparar tras unos años, puesto que muchas veces la empresa alega que no tiene piezas para un modelo tan antiguo.
Pero al fin, en el año 2021 va a entrar una nueva medida en vigor. Esta dicta que los fabricantes deberán tener piezas de recambio durante 10 años. Así, aumentando los años que se habían establecido de forma anterior, se solucionarán dos problemas pues la medida también obliga a sus electrodomésticos a consumir menos (tanto ahorro de energía como de agua).
El principal motivo de esta medida es la gran cantidad de contaminación producida. No todos los electrodomésticos poseen esa media de vida de los 10-12 años y muchas veces no queremos reparar porque preferimos comprar uno nuevo, pues se presupone que de ese modo ahorrarnos más problemas que puedan surgir. Pero precisamente así es como se acaban generando toneladas de basura como muestran los datos que presentó la OCU en 2019.

En 2016, en todo el mundo se cifraron más de 45 millones de toneladas de basura electrónica según los datos de la Unión Internacional de Telecomunicaciones. En España se mostró aproximadamente un millón de ellas, que sigue aumentando un 45% desde hace más de 7 años. Además, España es el quinto país que más basura genera en este ámbito. No solo hay datos en ese aspecto, sino que, según la OCU, la marca y la vida útil están relacionadas. Es decir, dependiendo de la marca su duración puede incrementar hasta 5 años más.