Hoy 31 de marzo es el Día Internacional de la Visibilidad Trans. Desde En el Vértice, queremos ser partícipes de la visibilización de este colectivo centrándonos en una parte de él que a menudo es olvidada: la infancia y adolescencia trans. Para tratar de reflejar a esta parte del colectivo, hemos hablado con madres de menores trans pertenecientes a distintas asociaciones.
Cuando se trata de visibilizar la realidad trans, en ocasiones se olvida que el colectivo no solo está formado por personas adultas. Beatriz Sever, sexóloga y madre de la asociación Naizen, asegura que la transexualidad se ha visto siempre como una elección de vida, no asociada a la infancia o la adolescencia. Cristina Palacios, presidenta de ARELAS y madre de una chica trans de 15 años coincide en que hasta hace unos años esta realidad era ignorada. Afirma que una de las razones para que esto ocurra es la falta de apoyo familiar, pues sin él estas personas no pueden vivir libremente hasta que se marchan de sus casas o las expulsan. Esto ha contribuido a que se tenga una imagen adulta de la transexualidad. Muchas personas transexuales reconocen que desde pequeñas lo han sido, pero que su situación familiar no les permitía mostrarlo. Soledad Fernández, vicepresidenta de Chrysallis y también madre, asegura que en los últimos años las familias han empezado a escuchar a sus hijos, hijas e hijes para luchar por su visibilización.
La falta de credibilidad
Durante la infancia y la adolescencia, las personas trans tienen algunos problemas añadidos en comparación con las adultas. La principal dificultad con la que se encuentran es su falta de credibilidad. A menudo se considera que ser trans es una elección de vida, una elección que se toma en la adultez, y esto conlleva la invisibilización de los miembros más pequeños/as del colectivo.
“Muchas personas consideran que afirmar que tu hijo es trans les va a confundir, cuando en el resto de casos de niños cis no se pone en cuestión lo que son”
Beatriz Sever, sexóloga y miembro de Naizen
La sexóloga Sever afirma que no se suele tener en cuenta la opinión de los más pequeños. “En la infancia les queremos mucho pero les respetamos poco”, asegura. La especialista sostiene que son ignorados/as porque parece que el criterio adulto es superior en todos los sentidos. “Muchas personas consideran que afirmar que tu hijo es trans les va a confundir, cuando en el resto de casos de niños cis [toda aquella persona cuya identidad sexual coincide con la asignada al nacer] no se pone en cuestión lo que son. ¿Es acaso mi hijo o mi hija más pequeño que el resto? ¿Por qué él está confundido y el resto no?”, se pregunta. Además, Sever asegura que nunca parece el momento adecuado para decir que eres trans: “Si lo dices con 5 años eres pequeño, si lo dices con 15 se te va a pasar, y si lo dices con 25 no es verdad, porque lo hubieras dicho antes”.
Bloqueadores hormonales
En muchas ocasiones son las propias familias y el entorno cercano quienes no les creen. La presidenta de ARELAS explica que sin el apoyo de la familia, un/una menor no puede hacer nada: “no puede activar los procesos educativos para el cambio de nombre, cambiar el registro civil, acceder a ciertos medicamentos si quiere…”. Palacios reivindica que el acceso a los tratamientos médicos han de ser iguales para cualquier menor. Para poder acceder a bloqueadores hormonales (medicamentos que funcionan bloqueando las hormonas -testosterona y estrógeno- que generan los cambios en el cuerpo relacionados con la pubertad), los/las menores trans deben pasar por salud mental obligatoriamente, mientras que una persona cis puede acceder a ellos con una simple receta de su médico/a de cabecera. De hecho, la vicepresidenta de Chrysallis explica que a muchas adolescentes cis les recetan los bloqueadores casi por obligación cuando desde sanidad consideran que su mentruación va a llegar a una edad muy temprana (a los 7 u 8 años). Además, también menciona el caso de la píldora femenina, a la que cualquier mujer puede acceder con gran facilidad.
Desde todas estas asociaciones denuncian la patologización que tienen que sufrir menores de toda España para acceder a estos medicamentos. Además, resaltan que siempre es una persona ajena al menor la que juzga si son trans o no. “En función de lo que dicen en salud mental te pueden autorizar o no los bloqueadores. Esto es injusto, porque la única persona que puede decir quién eres eres tú”, afirma Fernández. Defienden que no hay ningún diagnóstico que pueda decir quién eres, no hay manera de comprobarlo. Sin embargo, no niegan que sea necesario un acompañamiento psicológico, sino que este tiene que hacerse desde la empatía y la escucha.
La reproducción de estereotipos
Palacios denuncia que desde algunos sectores del feminismo se acusa al colectivo trans (incluidos/as menores) de reproducir estereotipos de género. Sin embargo, la presidenta afirma que “no les queda otra que reproducirlos”. Las personas trans (adultas o menores) muchas veces se ven abocadas a reproducir estos esteroptipos y cumplir unos estándares para que desde fuera no se les haga misgendering [utilizar el género erróneo] y ser aceptadas de la misma manera que lo son las personas cis.
Sever asegura que en la infancia y adolescencia en ocasiones usan estereotipos para que les vean. La vicepresidenta Fernández añade que sale de ellos y ellas mismas, pero en realidad es culpa de la “sociedad tan binaria” en la que vivimos. “Se les obliga a ser de una manera muy concreta, y al final pueden perder su identidad porque se les hace ser de una manera que no son”, denuncia Palacios. En el paso por salud mental también sienten que deben exagerar estos comportamientos, pues necesitan la aprobación de esa persona ajena.
Algunas personas y colectivos niegan que el hecho de que un niño o niña no muestre los comportamientos culturalmente asociados a su sexo quiera decir que sea trans. Es decir, algunas personas temen que se “encasille” a los/as menores como trans solo por no sentirse identificados/as con la ropa o los roles que se le presuponen. Sin embargo, desde estas asociaciones afirman que son realidades completamente diferentes y que no se deberían mezclar. Sever explica que es perfectamente posible que una niña trans sea “masculina” y que un niño trans juegue con muñecas, y no por ello son menos “niño” o menos “niña”.
La educación, clave
Naizen, ARELAS y Chrysallis consideran que la educación es clave para avanzar en la igualdad. Todas estas asociaciones ofrecen formación en colegios e institutos para dar a conocer la realidad infantil y juvenil trans. Aseguran que la base para el cambio está en la educación, y sostienen que el profesorado debería ser el primero en estar formado. Sever afirma que de esta manera pueden enseñar a entender y respetar la diversidad humana, pero también enseñar a entenderse a uno/a mismo/a y a respetarse, a tener relaciones de amistad y eróticas menos perjudiciales.
Fernández también denuncia que el currículo de los colegios e institutos actualmente no contempla esta realidad, ni en las materias ni en “charlas”. También pide que el temario sea “coherente”: “Una clase de primaria puede entender que una compañera suya es trans, pero después no tiene sentido que en todas las asignaturas se les siga repitiendo que las niñas tienen vulva y los niños pene” afirma la presidenta. Como solución propone hablar de “cuerpos con aparato gestante o fecundante”.
Por otra parte, las asociaciones afirman que en las universidades no se contempla esta realidad ni se enseña a tratar con ella. Consideran que carreras como medicina, psicología o magisterio deberían abordar la realidad trans en sus planes de estudio. Sever denuncia que ningún entorno social les acompañe, pues “nadie conoce esa realidad”. Esto puede hacer que piensen que es algo que no existe o que son los únicos/as.
Ambas organizaciones esperan que con la aprobación de la Ley Trans, menores de toda España dejen de ser patologizados por la sanidad y que sus procesos de cambio (tanto administrativos como los que requieran atención médica) sean agilizados. Por último, otorgan a los medios de comunicación un papel muy importante en la concienciación social, pero sobre todo consideran a las familias el pilar fundamental, pues tienen que ser las primeras en aceptar y acompañar al menor.
ARELAS, Naizen y Chrysallis están formadas por familias de menores trans. Pretenden formar un espacio seguro y de comprensión para otras familias, pero también para menores que no tienen el apoyo de las suyas. Estas asociaciones buscan que en unos años ser trans no sea un motivo de discriminación, y que todos/as aprendamos que ser trans es solo una característica de las personas, no les define.