Día de Europa

Cada 9 de mayo se celebra lo que es conocido como “el Día de Europa” siendo símbolo de paz y muestra de unidad del continente. Por ello, la elección de la fecha coincide con el aniversario de la histórica declaración de Schuman, un discurso pronunciado en París en 1950, por el ministro francés de Asuntos Exteriores, Robert Schuman. En este discurso se expuso su idea de una nueva forma de cooperación política que hiciera impensable un conflicto bélico entre las naciones europeas. 

Sin embargo, analizando esto en un año en el que una pandemia mundial ha llegado a nuestras vidas, la salida de Inglaterra de esta institución, así como el ascenso del nacionalismo y el auge de la extrema derecha, esa unidad hay que cogerla un poco con pinzas.  

La anexión de países -como conocemos hoy- europeos, se hizo principalmente bajo unos intereses económicos y políticos claros. No es hasta 1993 cuando la Unión Europea se hizo oficial, mediante la agregación de tres comunidades económicas existentes -la Comunidad Europea del Carbón y del Acero (CECA), la Comunidad Europea de la Energía Atómica (Euratom) y la Comunidad Económica Europea (CEE/CE)-.

A pesar de que la anexión es bastante reciente, es innegable pensar que el territorio que corresponde hoy a lo que es Europa, siempre ha tenido y mantenido cierta supremacía hacia otros territorios, dando pie a la separación contrapuesta de dos realidades mundiales: Occidente y Oriente. 

Esto no es casualidad, ni surge así porque sí. Edward Said, en su obra Orientalismo menciona que las culturas son estructuras -humanamente producidas- de autoridad y participación a la vez, benevolentes respecto a lo que incluyen, incorporan y valoran y menos benevolentes respecto a lo que excluyen y desdeñan. Además, reflexiona sobre la cultura europea y lo que significa esta separación entre “nosotros” y “los otros”. Y es que Oriente no es sólo el vecino inmediato de Europa, es también la región en la que este continente ha creado sus colonias más grandes, ricas y antiguas, es la fuente de sus civilizaciones y sus lenguas, su contrincante cultural y una de sus imágenes más profundas y repetidas de Lo Otro

Oriente ha servido para que Europa se defina en contraposición a su imagen, su idea, su personalidad y su experiencia. Sin embargo, nada de este Oriente es puramente imaginario.

Oriente es una parte integrante de la civilización y de la cultura material europea. El orientalismo expresa y representa, desde un punto de vista cultural e incluso ideológico, esa parte como un modo de discurso que se apoya en unas instituciones, un vocabulario, unas enseñanzas, unas imágenes, unas doctrinas e incluso unas burocracias y estilos coloniales. De esta forma, esto es lo que acaba creando esas relaciones de poder, esa supremacía y el dominio, porque esta representación de Oriente y del resto del mundo es el reflejo del poder occidental. 

El 9 de mayo se celebra la unión y la pacificación de los territorios europeos, pero sin embargo, esta celebración va más allá. Realizando un análisis más profundo, se trata de la celebración de un continente creado en base a lo que no quiere ser, que se ha nutrido de otras culturas y se ha apoyado en ellas continuamente para crecer, llegando a ahogar a este «otro» y autoconvenciéndose de la superioridad de una civilización que ahora, paulatinamente, pierde poder. Nuevas potencias surgen y poco a poco Europa tendrá que ver cuál es su lugar dentro de esta recolocación estructural del mundo en el que parece que lo que lidera es una revolución tecnológica en la que este continente está muy atrasado.