Luis Mira
Los Juegos Olímpicos siempre son una gran oportunidad para los deportistas, que representan a sus respectivas naciones y se preparan durante años, de ofrecer la mejor versión de sí mismos en esta gran competición de índole mundial.
Dejando a un lado la polémica de si se debería de realizar esta competición o no por la Covid-19 este año, durante estos últimos meses hemos estado viendo como cada vez se añaden más deportes a lista de los Juegos Olímpicos. Uno de ellos es el surf, siendo uno de los cinco deportes nuevos propuestos por el Comité Organizador de Tokio 2020. Con ello, pretenden incorporar al programa Olímpico competiciones más juveniles y vibrantes. Sin embargo, hay otros muchos deportes que todavía no forman parte de esta “deseada” lista. Uno de ellos es el fútbol sala.
Este deporte es practicado mundialmente por hombres y mujeres. En los Campeonatos Mundiales de la modalidad (fútbol sala) se aplica el Código antidoping del Movimiento Olímpico y, en especial, realizan test fuera de la competición de acuerdo con las normas de la Agencia Mundial de antidoping, atendiendo de esta forma a todas las exigencias de la Carta Olímpica.
La gran discordia entre el Comité Olímpico Internacional (COI) y la FIFA es el gran negocio que suponen los Juegos Olímpicos. Los derechos de los Juegos pertenecen a estas instituciones que se han posicionado diciendo que “no dará al fútbol sala un evento con sus mejores mercancías sin tener un gran retorno financiero”. Esto es solo un ejemplo de cómo el fútbol sala se encuentra en una disputa basada principalmente en el poder económico.
Requisitos Olímpicos
Para que cualquier deporte pueda participar en los Juegos Olímpicos se ha de cumplir, en primer lugar, algunos requisitos que se recogen en la Carta Olímpica:
- Debe de ser un deporte ampliamente practicado en un mínimo de 75 países y 4 continentes por hombres, y en un mínimo de 40 países y 3 continentes por mujeres.
- Cualquier deporte que quiera formar parte de unos JJOO de verano deberá de haber adoptado y aplicado de la forma correcta el código mundial antidopaje.
- Para que cualquier deporte sea admitido en el programa de los Juegos Olímpicos deberá de ser aceptado al menos 7 años antes de que comience la competición. Por lo que todos los deportes nuevos que pudimos ver en Río de Janeiro 2016 fueron admitidos en 2009 tras cumplir todas las premisas que acabamos de ver.
Casualmente este deporte se practica en más de 75 y 40 países por hombres y mujeres respectivamente. Por tanto, parece que el fútbol sala cumple todos los requisitos para que sea un deporte olímpico, pero ¿por qué no lo es?, ¿no interesa al público?
En consiguiente, el dinero o el negocio no es un requisito indispensable u obligatorio para que cualquier deporte sea Olímpico. Sin embargo, el fútbol sala no forma parte de las Olimpiadas debido a que la FIFA no quiere “invertir” en él.
Hay que añadir que este deporte es mundialmente conocido. Se realizan numerosas competiciones a nivel nacional y campeonatos importantes a nivel internacional. En este punto de partida la FIFA juega un papel importante en la decisión de hacer o no este deporte olímpico. Y es que en cuanto a intereses económicos no les sale rentable. De esta forma, lo que consiguen es que el fútbol sala no crezca, no se expanda a otros países y asimismo, no gane en publicidad o dinero. Así es como logran que un deporte -parecido pero con importantes diferencias- no le haga “sombra” deportivamente hablando al fútbol 11 y todo se mantenga como actualmente. Es decir, que un deporte como el fútbol acabe tapando a todos los demás deportes, en cuanto a publicidad, importancia, prestigio y sobre todo, beneficios económicos.
Comparaciones salariales
Otra de las consecuencias fundamentales que tiene lo dicho es que el fútbol sala, no solo no es Olímpico, si no que tampoco se considera profesional. La diferencia salarial entre el fútbol 11 y el fútbol sala es gigantesca. Por ejemplo, un árbitro de fútbol 11 por pitar un solo partido cobra más de la mitad que los jugadores de La Liga Nacional de Fútbol Sala (la mejor competición a nivel de ligas europeas) en todo un mes. La mayoría de los jugadores de primera división en España no pueden vivir única y exclusivamente de esta actividad por lo que tienen que dedicarse a otra profesión. En comparación, los jugadores de fútbol 11 cobran millones al año, pudiéndose dedicar únicamente a esta actividad.
En la temporada 2016/17 se establecieron los salarios mínimos de 6500 euros mensuales para los jugadores de primera división de La Liga (fútbol 11) y 4000 para los de segunda división. Sin embargo, en 2019 se marcó la media salarial para los jugadores de La Liga Nacional de Fútbol Sala (LNFS) de primera división en 3500 euros, estando todavía muy por debajo de la paga mínima mensual de un jugador de La Liga tanto de primera como de segunda división.
El fútbol sala no es Olímpico ni profesional al 100% porque no interesa a la FIFA ni al sector futbolístico (cosa que es injusta), ya que si este deporte crece, haciéndose igual de famoso que el fútbol 11, este perdería el monopolio deportivo, económico o publicitario entre otros.