Irene Mira y Anabel Cuevas
Desde que comenzó la pandemia, la covid no solo ha provocado muertes y daños físicos a las personas contagiadas, sino que sus consecuencias van más allá, extendiéndose al ámbito social y económico. Concretamente en Europa, según la Organización Mundial de la Salud, los problemas de salud mental han aumentado. Pero, ¿qué es exactamente la salud mental?
En su informe Salud mental e infancia en el escenario de la covid-19, UNICEF define la salud mental como “el bienestar emocional, psicológico y social”. Esta afecta a cómo pensamos, sentimos o actuamos. Según la OMS, la salud mental es un componente fundamental de la salud, entendida esta última como “un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades”.
La OMS ha afirmado que los problemas de salud física, la falta de contacto social, el aislamiento, los cambios de hábitos, los problemas laborales… están “pasando factura” a la salud mental de la población. En este primer año de pandemia, según datos del Centro de Investigaciones Sociológica (CIS) un 6,4% de la población ha acudido a un profesional de la salud mental por algún tipo de síntoma, siendo los más comunes la ansiedad (un 43,7%) y la depresión (35,5%). En un estudio realizado por este mismo organismo, el 79% de los encuestados afirma que ha estado «muy preocupado» o «bastante» por la situación excepcional que hemos y estamos viviendo. Como consecuencia de ello, el 65,1% de las personas encuestadas han tenido pensamientos desagradables no deseados, pesadillas, sentimientos de angustia, taquicardias, han evitado pensar en la covid y, con ello, estos pensamientos han alterado su vida social y también en su vida laboral.
UNICEF recoge algunas de las respuestas psicológicas más comunes que se han producido durante la pandemia:
- Miedo a enfermar y morir.
- Miedo a acudir a los centros sanitarios.
- Miedo a perder el trabajo y los medios de vida.
- Miedo a sentirse excluido o ser asociado con la enfermedad.
- Miedo a perder a seres queridos e impotencia por no poder protegerlos.
- Miedo a ser separados de los seres queridos durante una cuarentena.
- Rechazo al cuidado de niños y otras personas dependientes pertenecientes a otros núcleos familiares.
- Sentimientos de impotencia, aburrimiento, soledad y depresión por estar confinados y/o aislados.
- Los profesionales sanitarios pueden sufrir estresores adicionales.
Factores que influyen de forma negativa sobre la salud mental
A pesar de que la pandemia ha podido afectar a toda la población en general, existen algunos factores que pueden ser determinantes de una peor salud mental. Entre ellos están: el género, el factor económico, ser joven o tener problemas mentales previos.
La población femenina ha visto especialmente afectada su salud mental. Más del doble de las personas que han acudido a profesionales de la salud mental han sido mujeres, según muestra un estudio del CIS. Dicho estudio afirma que los principales factores que han provocado o agravado estos problemas han sido las desigualdades y discriminaciones en el ámbito profesional, la carga de responsabilidades familiares y de cuidado o la violencia de género.
Además del factor del género, destaca también el factor económico. La encuesta realizada por el CIS revela que el porcentaje de personas de clase baja que se han sentido “decaídas, deprimidas o sin esperanza durante la pandemia” es casi el doble al porcentaje de personas que se identifican con la clase alta (32,7% frente a 17,1%). Destaca, asimismo, el consumo de psicofármacos: un 9,8% en clase baja y un 3,6% en alta.
Para los y las jóvenes la pandemia ha sido especialmente difícil. Las personas de 18 a 34 han sido las que más han frecuentado los servicios de salud mental, pero también las que han tenido más ataques de ansiedad, síntomas de tristeza y las que más han modificado su vida. De hecho, según otro estudio realizado por el CIS en febrero de este año, el 52,2% de los padres encuestados han notado cambios de conducta, hábitos y sociales en sus hijos e hijas.
Por último, han sido más vulnerables las personas que padecían problemas de salud mental antes de la pandemia. De hecho, el 6,3% de las personas encuestadas en un estudio realizado por el CIS que poseían un trastorno mental grave, necesitaron ingreso en Unidad de Agudos y el 21,4% tuvo que aumentar la medicación.
La situación de la salud mental en España
Un estudio realizado por diversas organizaciones de Psicología afirman que la actual pandemia ha puesto de manifiesto las limitaciones de los sistemas de protección social y sanitario para dar respuesta al aumento en la demanda de asistencia psicológica de la población. Los profesionales que redactaron este documento sostienen que no pueden atribuirse todos los problemas a la situación de emergencia actual, puesto que “la atención pública a los problemas de salud mental en nuestro país ya arrastraba múltiples carencias, que ahora se han demostrado con toda crudeza”.
Según el informe ya mencionado de UNICEF, un 18% de la población española tiene problemas de salud mental. Sin embargo, en 2011 el gasto que se dedicaba a ello era del 5% del gasto total en sanidad. Por otra parte, destacan que España es el país de Europa con menos psiquiatras, contando en 2017 con 10 profesionales de psiquiatría por cada 100.000 habitantes. Nuestro país también escasea en psicólogos clínicos, los cuales suponen un 13% del total.
Sin duda, hemos y estamos viviendo una situación crítica de aumento de la demanda en la atención a la salud mental -la cual es cada vez más necesaria-; sin embargo, ésta tiene grandes carencias de recursos humanos y económicos, tanto a nivel nacional como internacional. La OMS advierte de que el 93% de los países han visto cómo la pandemia paraliza o afecta a sus servicios de salud mental, ya de por sí lastrados por un déficit crónico de financiación.