Los recursos finitos: la pobreza

Nerea Eguiguren y Selene Serrano

La pobreza es un tema del que se habla. La televisión bombardea con noticias y cifras de pobreza a diario, pero eso pocas veces se traduce en personas reales, situaciones reales y consecuencias reales. Hablar de pobreza de manera genérica no ayuda a imaginar cómo afecta esto a la sociedad y menos a las personas en concreto. 

Desde luego, y esta visión tampoco es nueva, la pobreza no se vive igual en todos los estados. Hay causas históricas que hacen que haya estados más afectados y con más índice de pobreza, pero de nuevo, hablar de estados nos aleja de lo importante: las personas y su sufrimiento. 

Durante la crisis española iniciada en el año 2008 se empezó a hablar de este tema, a hacer públicas historias de personas reales que no llegaban a final de mes. A compartir historias de los y las que lo pasaban mal. Tras ello, hubo unos años en los que esto frenó, pero la pandemia de la covid-19 ha hecho saltar de nuevo las noticias y, de hecho, los índices de pobreza en España se han disparado, habiendo un 57% más de riesgo de pobreza severa en nuestro país. 

Sin embargo, que se haya hablado menos no significa, por desgracia, que la pobreza haya desaparecido. Si bien es verdad que España no es uno de los países en los que más preocupa, la cantidad de personas que padecen pobreza no es pequeña. De hecho, el recién salido informe de pobreza de España (AROPE), indica que nada más y nada menos que casi diez millones de personas sufren pobreza en España hoy. Diez millones de personas de 47 que es la población total, es decir, un 21%. Como se ha visto, la pandemia ha hecho aumentar el número de personas que lo padecen (desde 2020, 230.000 personas más sufren pobreza en España) pero las cifras de los años anteriores tampoco eran alentadoras. 

Aunque lo más seguro es que a estas alturas todos sepamos qué es la pobreza, es interesante plantear la definición que propone la Real Academia Española para no olvidar de lo que estamos hablando. La primera acepción que aparece en ese diccionario al buscar “pobre” es: “Necesitado, que no tiene lo necesario para vivir.” Es decir, tan solo en España casi 10 millones de personas no tienen lo necesario para vivir. Eso puede traducirse en la falta de recursos como la alimentación, la electricidad y la vivienda entre muchos otros. 

Por otra parte, como venimos diciendo, la pobreza depende de muchos factores. Por ello, es importante hablar de qué circunstancias ayudan a que se den estas situaciones de insuficiencia de recursos. Para empezar, como se ha mencionado, los territorios parten de bases distintas. En general, aquellos territorios que fueron sometidos a procesos de colonización (Nigeria, el Congo o Madagascar, entre otros) tienden a sufrir altos niveles de pobreza pues los destrozos del colonialismo aún continúan afectando. Además, en un mismo estado, son muchos los factores que agravan estas situaciones: en España, una de cada tres personas con una discapacidad tiene riesgo de pobreza. Otros factores dentro de un mismo estado son el sexo de la persona, la nacionalidad y la edad. 

Pobreza, sexo y tipo de familia

El sexo y el tipo de familia son dos factores destacables dentro de la pobreza, especialmente este último. Si bien las variaciones porcentuales entre hombres y mujeres no son muy grandes, si es mayor el número de mujeres que tiene dificultades “para afrontar gastos imprevistos, irse de vacaciones al menos una semana al año o disponer de un automóvil”, según el informe AROPE. En el caso del tipo de familia las diferencias sí son notables, las familias monoparentales doblan y, en ocasiones triplican, al número de familias convencionales con retrasos en el pago de la vivienda o compras a plazos, aquellas que no pueden permitirse comer proteínas cada dos días, aquellas que no disponen de coche y no pueden permitirse un ordenador. Es también relevante subrayar que el 81’3% de hogares monoparentales están mantenidos por mujeres. 

Pobreza, edad y actividad laboral

La edad también tiene un papel fundamental en el desarrollo de la pobreza. Antes de la crisis económica la pobreza generalizada en menores de 16 años y mayores de 65 era muy superior a la del resto de grupos de edad. Tras la crisis se produjo una variación y los adultos jóvenes de entre 16 y 29 años pasaron a formar parte de los grupos a los que la pobreza azotó con más fuerza. 

También es preciso atender a la actividad laboral que practican las personas para entender el desarrollo de la pobreza y para desmentir algunas afirmaciones comunes y poco precisas como: “a más empleo menos pobreza”. Desde que la recuperación económica comenzó, la tasa de pobreza de las personas en edad de trabajar se ha mantenido similar lo que revela que mayor trabajo no supone menos pobreza. La calidad del trabajo y sus condiciones juegan aquí un papel fundamental. La precariedad laboral, especialmente entre los más jóvenes, alimenta el mantenimiento de unas tasas de pobreza en el sector de la sociedad trabajadora todavía alarmantes. En esta línea, es necesaria la actuación política para atajar una situación desesperante: la imposibilidad de llegar a fin de mes con todos los miembros de la familia (en edad de trabajar) trabajando.

Pobreza y nacionalidad

La nacionalidad es otro de los factores más relacionados con la pobreza y uno de los más polémicos. Es habitual escuchar discursos en los que se señala a la población extranjera como la pobre y pone en cuestionamiento la ayuda del Estado a aquella. Según el informe AROPE, en el año 2020 el 36,3% de la población extranjera proveniente de la UE y el 49,5% del resto del mundo vivieron en condiciones de pobreza. Sin embargo, alrededor de cuatro de cada cinco personas pobres son españolas. 

En conjunto, cabe observar que hay diferentes factores que se aproximan más a la pobreza que otros. También es muy relevante recordar que la crisis económica de 2008 no está completamente superada. El riesgo de pobreza se mantiene aún 1,2 puntos por encima de la registrada antes de la recesión. Esta cifra se traduce en 880.000 personas que se convirtieron en pobres como consecuencia de la crisis y que aún no han recobrado su situación anterior. Todo lo anterior demuestra que todavía hay un arduo trabajo de lucha contra la pobreza y el riesgo de alcanzarla.