María Cayuela
La invención de los libros en un mundo antiguo. Un libro sobre la historia de los libros, un viaje a través de toda una historia, un recorrido a través el pasado, pero muy en relación con la manera en la que concebimos el presente. Un libro que nos hace reflexionar sobre nuestra propia naturaleza.
La escritora Irene Vallejo, catedrática en Filología Clásica, reivindica la figura del libro, sus historias, pero también pone en valor a todos aquellos que a lo largo de los tiempos han custodiado, mimado y protegido los libros y a todos aquellos que, hoy en día, los siguen queriendo y respetando.
Premio nacional de ensayo 2020, el libro está dividido en dos grandes bloques, en nuestras dos grandes raíces: Grecia y Roma. Bien es cierto que es un libro que trata sobre la antigüedad, sobre nuestra antigüedad, pero con continuas referencias a la inmediatez. Porque si el eje central de todo el ensayo es el libro, las historias personales, particulares e incluso cotidianas también tienen un espacio privilegiado.
Con un tono carismático, narrado desde el más preciso detalle, Vallejo trasmite una cercanía con el lector que lo hace cómplice de todo lo que se está contando. Cabe destacar la gran labor de documentación que hay detrás de cada capítulo: El infinito en un junco está repleto de citas de la literatura clásica y actual y de obras cinematográficas, desde las más épicas hasta otras más contemporáneas. A lo largo de esta lectura, el lector se mueve de un lugar a otro casi sin apenas darse cuenta, porque El infinito en un junco es también un libro de viajes.
La primera parte del ensayo tiene por título Grecia imagina el futuro. En este bloque se abordan numerosas cuestiones como la evolución material del libro, la importancia de la oralidad, la figura de Homero y la invención del alfabeto, que constituye uno de los capítulos más sobrecogedores. Platón, Aristóteles, Heráclito, Sócrates y una larga lista de filósofos nos acompañan capítulo tras capítulo.
La escritora hace una parada en Alejandría, donde surgieron teorías revolucionarias y se desarrollaron nuevas ramas del saber. Por supuesto, se aborda la cuestión de la Biblioteca de Alejandría, “el precedente del gran sueño europeo de una ciudadanía universal”, de cuya destrucción Vallejo ofrece tres versiones distintas.
Los caminos de Roma es el segundo bloque temático en el que se divide el ensayo. En la historia de los libros en Roma tienen un papel muy importante los esclavos griegos. Las referencias a Plauto, Horacio, Cicerón, Terencio, Tito Livio y un largo etcétera son constantes en el libro. Además, se aborda cómo era el oficio de librero en aquellos tiempos y los peligros que esto suponía.
La quema de libros en todas las épocas y la discriminación de las mujeres son temas transversales a lo largo del ensayo. Vallejo denominada a las mujeres “tejedoras de historias”. Aunque se las apartó de la vida pública, transmitieron de generación en generación todas esas costumbres, valores y habilidades, muchas veces de manera oral. Irene Vallejo también hace hincapié en la importancia de la tradición oral como principio de todo.
El infinito en un junco conmueve, es capaz de mirar más allá de nosotros. Es una lectura amena que no deja indiferente a nadie y con la que se comprende el pasado, pero también el presente. Irene Vallejo plantea la invención de la escritura como la primera gran revolución tecnológica de la historia. Aunque los dos grandes bloques en los que se divide este ensayo son Grecia y Roma, se exponen hechos de épocas anteriores y posteriores.
El infinito en un junco es también la historia de los soportes, del papiro, del pergamino, del papel; es la historia de la lectura y la escritura; una historia de librerías y bibliotecas; una historia necesaria. Hace mucho tiempo, al borde del río Nilo, unos egipcios decidieron mezclar la orientación de las fibras del junco y ese fue el principio de todo. Porque, como bien cita Vallejo, “sin los libros, las mejores cosas de nuestro mundo se habrían esfumado en el olvido”.