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Irene Mira 5 enero, 2022 Ciencia, Estilo de vida, Mujeres, Sociedad

Alteraciones del endometrio y la menstruación: ¿enfermedad silenciada o silenciosa?

Dos millones de mujeres en edad fértil padecen endometriosis en España

La endometriosis es una enfermedad que afecta al 10-15% de mujeres en edad fértil (Rogers PA, D’Hooghe TM) en España, es decir, dos millones de mujeres padecen esta enfermedad en nuestro país y 170 millones en el mundo. Sin embargo, este porcentaje podría ser mayor ya que sus síntomas son muy variados y los dolores se confunden con los producidos durante la menstruación. Las aparentes similitudes con lo que consideramos una menstruación “normal” propician un diagnóstico muy tardío. De hecho, la sintomatología clínica es muy variable y la exploración física poco fiable, por lo que el diagnóstico de endometriosis no es fácil y con frecuencia se puede llegar a retrasar hasta 7-10 años desde el inicio de los síntomas. “Hay una gran cantidad de mujeres que no presentan síntomas, es decir, solamente tienen una regla dolorosa y un sangrado abundante. Sin embargo, este dolor se puede desplazar a la pelvis, la la vejiga e incluso producir problemas abdominales, consultan a su médico y lo que hay detrás es una endometriosis”, destaca María Isabel Blázquez Rodríguez, doctora y antropóloga médica en la Universidad Complutense de Madrid especializada en el ciclo menstrual. 

¿Qué es la endometriosis?

Según la guía creada por el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad llamada La atención a las mujeres con endometriosis en el Sistema Nacional de Salud, esta enfermedad es definida como la implantación y crecimiento benigno de tejido endometrial fuera del útero, siendo las localizaciones más frecuentes afectadas por la endometriosis el peritoneo pélvico  y los ovarios. Ocasionalmente pueden encontrarse también lesiones en otras muchas partes como el intestino, vejiga, estómago e incluso el pulmón. “Es que es un tejido viajero que puede aparecer en cualquier órgano de tu cuerpo, por lo que genera esa sensación de intranquilidad: qué es lo que está creciendo en mi cuerpo y dónde”, asevera Eugenia Tenenbaum, influencer que padece también dicha enfermedad. Además, este tejido tiene dependencia hormonal por lo que cambia con el ciclo menstrual, produciendo sangrado y desprendimiento del mismo con la menstruación. 

Se trata de una enfermedad crónica cuya causa se desconoce, aunque se ha comprobado una cierta predisposición genética.  “Las mujeres con fuertes ante­cedentes familiares, en las que su madre o hermana han padecido endome­triosis corren un riesgo 6 veces mayor de desarrollar esta afección que la población general”, se afirma en el estudio realizado por el Ministerio de Sanidad. 

Noemí, mujer que padece esta enfermedad, la llega a definir como “una faena en tu vida y sobre todo, un cambio en todos los aspectos: psicológicos, laborales, sociales…”. Eugenia añade “digamos que es como un obstáculo o como una mochila que llevas siempre contigo”. 

El equipo liderado por María Fernanda Quintero afirma en su texto Endometriosis: Aspectos Psicológicos que esta enfermedad es la causa más común de dolor pélvico crónico femenino. Incluso, muchas mujeres, a pesar del tratamiento médico, no logran controlar el dolor, con la consecuencia de restricciones más o menos graves en la vida laboral, social, familiar, de pareja y sexual. Por ello, María Isabel Blázquez Rodríguez insiste en que “la menstruación no tendría que ser dolorosa, tendría que ser molesta, pero no incapacitante”. 

Sintomatología Clínica

La  endometriosis  se  considera  una  enfermedad  exclusiva  de  la  edad  reproductiva,  por  lo que las manifestaciones clínicas se hacen durante esta etapa de la vida, debido a la importancia de las hormonas producidas durante el ciclo menstrual. Los síntomas son  intensos en el periodo premenstrual y durante la menstruación como tal, con un dolor incapacitante. “El dolor pélvico es el síntoma más frecuente, pero pueden estar incluidos el dolor de espalda, dispareunia, dolor a la defecación…” afirma Marcelino Hernández-Valencia,  investigador Médico y ginecólogo. 

“En mi caso es, dolores como contracciones y cólicos muy fuertes, de hecho, cuando tienes endometriosis es prácticamente igual que si tuvieses contracciones de parto, son los mismos niveles de dolor”, asegura Eugenia cuando habla de su sintomatología. 

La doctora Blázquez, comenta que otro de los síntomas más comunes es el sangrado abundante. Sin embargo, ¿sabemos las mujeres lo qué es un sangrado abundante? “Uno de los problemas que hay es saber qué es un sangrado normal. Por ejemplo, Carmen Valls, médica especialista en endocrinología de Barcelona, plantea que el sangrado normal es cambiar de compresa o tampón cada seis horas”, asegura. 

Por tanto, los síntomas más comunes son: sangrado abundante, dismenorrea, dolor pél­vico, dispareunia y la disquecia. Además, las pacientes suelen presentar otros síntomas no ginecológicos como el dolor abdominal o de espalda, dolor durante y después de las  relaciones sexuales, dolor al orinar o defecar, cólicos, cansancio mental y físico, hemorragias y problemas de infertilidad. De hecho, se estima que la infertilidad puede alcanzar al 30-40% de las mujeres con la enfermedad. “Con el tiempo lo aceptas, y en mi caso como me he visto con tanto dolor pélvico crónico, ahora mismo es que sería incapaz de ocuparme de un bebe simplemente por el dolor que tengo y la sintomatología”, asiente Noemí. 

Aun así, tanto la doctora Blázquez, como el ginecólogo Hernández-Valencia insisten en que cada mujer puede presentar diferentes manifestaciones clínicas.

Diagnóstico

Normalmente, como es habitual, una enfermedad se puede diagnosticar mediante la sintomatología o mediante la realización de otras pruebas. En el caso de la endometriosis, debido a que sus síntomas son muy inespecíficos porque se asemejan mucho a los de la menstruación, es necesario la realización de pruebas y controles, intentando evitar, de esta forma, un diagnóstico tan tardío. Son muchas las patologías que pueden hacer dudar sobre si el origen del dolor es por endometriosis o por otra situación, por lo que las pruebas diagnósticas son esenciales para poder realizar  un  diagnóstico diferencial del dolor.

El doctor Hernández-Valencia afirma que algunas de estas pruebas pueden ser: ecografía transvaginal, una laparoscopia o el uso de marcadores tumorales séricos, “aunque pueden resultar difícil su interpretación”, asegura. 

Tratamiento

La endometriosis es una de las enfermedades más enigmáticas y controver­tidas de la  ginecología, por ello, no existe un tratamiento idóneo para la misma. Eugenia Tenenbaum asevera que “las soluciones no son soluciones reales”. 

Aun así se puede decir que hay tres tipos de tratamientos: el hormonal (pastillas anticonceptivas), fármacos analgésicos (antiinflamatorios, antihiperalgésicos y opioides) y la cirugía.  

Según Hernández-Valencia, el tratamiento médico se basa en la utilización de hormonas sexuales (estrógenos y progesterona o análogos) para inhibir a la hipófisis (tradicionalmente llamada glándula pituitaria) y así evitar que el tejido endometrial prolifere. Al no responder a hormonas de forma cíclica, la sintomatología mejora a lo largo de todo el ciclo, y especialmente durante el periodo menstrual, y así se reduce la cantidad de analgésicos necesarios para controlar el dolor. Sin embargo, la doctora Blázquez añade que «un problema se resuelve cuando se actúa en la causa. Si no actuamos sobre la causa que ha provocado la endometriosis lo único que se puede hacer es intentar quitar a la mujer el dolor».

“El último de los tratamientos es que te vacíen por dentro, pero cuando eres una mujer joven y en edad de procrear como vas a decidir eso ya. Pero al final creo que se les olvida que es una cuestión de salud y no de capricho”, termina añadiendo Eugenia resentida. Cuando el dolor no se controla adecuadamente, se producen alteraciones en otros órganos o, por el motivo que sea, se considera la mejor opción, el tratamiento quirúrgico, extrayendo el útero. A veces puede ser necesario intervenir otros órganos y tejidos, si el tejido endometrial los ha infiltrado. 

Son  pocos  los  estudios  relevantes  que  abordan  la  calidad  de  vida  en  las mujeres  con  endometriosis y la mayoría están realizados en mujeres con una importante afectación por dolor, como es el caso de Noemí. Aun así, es difícil encontrar publicaciones que aborden estos aspectos entre las recomendaciones diagnósticas y terapéuti­cas de las mujeres con endometriosis, con un abordaje integral que vaya más allá de los aspectos físicos de la enfermedad. Por ello, la interpretación de los resultados de estos estudios debe ser cautelosa y analizar actualmente la enfermedad -caracterizada por la cronicidad y las recurrencias- desde  un  punto de vista de un modelo de salud que incorpore factores biológicos, psicológicos y sociales, así como una importante perspectiva y mirada de género para evitar que, como afirma Noemí, “la endometriosis deje de tener un sesgo de género ya que a nivel cultural se mantiene todavía el tabú de la regla”. 

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