El 40 aniversario de la entrada de España en la OTAN llega en un momento convulso

Durante las últimas semanas la OTAN, Estados Unidos y Rusia han sido protagonistas. De hecho, día tras día aparecen en los distintos telediarios, noticias y periódicos, todo ello relacionado, como no, con el conflicto nunca cerrado entre Rusia y Ucrania.

La OTAN se creó dentro del contexto de la Guerra Fría y fue impulsada por Estados Unidos para impedir la creación de una “tercera fuerza natural” en Europa. Los desequilibrios y diferencias entre la gran potencia soviética y la estadounidense durante este conflicto eran cada vez mayores y como consecuencia de todo esto, se crearon dos alianzas militares contrapuestas: El pacto de Varsovia y la OTAN. Con ambas instituciones pretendieron unir distintos países de Europa (dependiendo de si se regían bajo el capitalismo o el comunismo) y asimismo, estas alianzas se convirtieron en una oportunidad de seguir ejerciendo influencia y control militar y político en cada uno de los estados

El Pacto de Varsovia se disolvió en 1991 con la caída del muro de Berlín, por un lado y tras la caída de la URSS, por otro. Sin embargo, a pesar de que ambas alianzas se crearon con fecha de caducidad (siendo esta la finalización de la Guerra Fría), la OTAN sigue todavía muy vigente en la actualidad.

¿Qué representa su símbolo?

Esta es, precisamente y bajo nuestro punto de vista, una de las problemáticas de este tema. La OTAN representa (como símbolo) al bando capitalista de una guerra que se libró, en parte, contra Rusia. No ha cambiado el nombre (Organización del Tratado del Atlántico Norte), pero sí el tiempo en el que se habita. Por tanto, mientras que el Pacto de Varsovia (en el que se adscribían muchos países) se desintegró, la OTAN, que fue durante mucho tiempo su propio enemigo, y, por tanto, una amenaza, sigue existiendo. 

La OTAN y España

Hace 40 años España se debatía entre entrar o no en la OTAN, como sabemos, ganó el sí. El 30 de mayo de 1983 el Estado español se convirtió en el miembro número 30 de la organización. La OTAN, por sus siglas es la Organización del Tratado del Atlántico Norte (aunque en inglés es conocida como NATO).

A pesar de llevar desde el año 83 formando parte de esta alianza militar, el 12 de marzo de 1986 se realizó un referéndum en el que los españoles podían decidir si querían seguir formando parte de ella o no. El resultado final fue el sí con el 52,54% de los votos, según los archivos del Ministerio de Asuntos Exteriores.

Este sí supuso la participación más activa por parte de España. Es decir, intervención en grupos de trabajo, agencias, presupuestos y planeamiento de la defensa de la OTAN, con excepción de la estructura militar integrada. Pero, ¿qué quiere decir esto? En un principio se pretende que, aunque España forme parte de la alianza, ésta debe, según los archivos del Ministerio de Asuntos Exteriores; “preservar la integridad del territorio español; tener una defensa aérea de España y sus áreas adyacentes; defensa y control del Estrecho de Gibraltar y sus accesos; desarrollo de operaciones navales y aéreas en el Atlántico oriental; operaciones navales y aéreas en el Mediterráneo occidental; y provisión de territorio e instalaciones para recepción y tránsito de refuerzos y apoyo logístico, aéreo y marítimo”. Todas ellas pertenecen al pacto que se realizó en los años 90 acerca del posible (y después real) ingreso de España en la organización.

A pesar de ello y de las manifestaciones que hubo en contra de la adscripción a la Organización del Tratado del Atlántico Norte, el 1 de enero de 1999 España, finalmente, se incorporó del todo a la plena estructura militar integrada. Y es a partir de este momento, cuando “se produjo la incorporación progresiva de generales, oficiales y suboficiales españoles al resto de cuarteles generales de la estructura de mandos de la OTAN”.

Misiones de la OTAN y España 

Desde aquel momento, España ha estado participando de forma directa e indirecta en algunas de las misiones que ha encabezado la OTAN. Una de las más destacadas fue en Bosnia-Herzegovina con ayuda de implantación y estabilización. También participó en la Operación denominada “Unified Protector” en Libia durante el año 2011 con la creación de la resolución 1973 la cual impuso sanciones a miembros clave del gobierno de Gaddafi y autorizaron a la OTAN a implementar un embargo de armas, una zona de exclusión aérea y a utilizar todos los medios necesarios, excepto la ocupación extranjera, para proteger a los civiles libios y las áreas pobladas por civiles. Esto se tradujo en la participación de EEUU -y sus aliados- en la Guerra Civil de Libia, de la que no se fueron hasta que Gadaffi murió. 

En 2017 España ha estado presente en varias misiones; entre ellas en Turquía -contribuyendo a la protección de la población contra la amenaza de misiles balísticos- y en Letonia -330 efectivos fueron enviados a este país para llevar a cabo el destacamento internacional, denominado “Presencia Avanzada Reforzada”

Estas misiones son el reflejo de la participación activa de España para con la OTAN, intentando demostrar al resto de países aliados y -en particular- a EEUU, el compromiso de nuestro país y la solidaridad con la Alianza. Y no solo basta con compromiso y solidaridad sino que, además, somos el séptimo contribuyente en aportaciones financieras a esta alianza militar, ofreciendo medios, participación y capacidades para ser partícipes de cualquier conflicto, como lo es el de Ucrania y Rusia. 

Con esto, lo cierto es que a lo largo del tiempo España se ha comprometido, como hemos visto, a través de múltiples campañas. Aquel “OTAN de entrada, no” que sonaba en las calles españolas queda muy atrás, aunque sería interesante —como en casi todos los aspectos— hacer de nuevo un referéndum para ver qué opina el pueblo de pertenecer a una alianza militar de tal calibre, más ahora, en un momento tan convulso.