El tatuaje desempeña un múltiple papel social. Puede representar prácticas ancestrales e identitarias, pero también ser objeto de fascinación y creación artística contemporánea. Actualmente, parece que cada vez son más las personas tatuadas y que estamos siendo testigos de un auge, reinterpretación y forma de entender (y ver) el tatuaje. Por lo tanto, nos podríamos preguntar, ¿el tatuaje forma parte de la cultura?, ¿está de moda?
Recorrido histórico
El término tatuaje proviene de la palabra polinesia tatau, que significa ‘herida abierta’ y la práctica de tatuar, como bien se muestra en la exposición Tattoo. Arte bajo la piel del CaixaForum en Madrid -la cual estará hasta el 2 de abril-, ha dado lugar a intercambios entre países, culturas y sociedades, convirtiéndose, actualmente, en un fenómeno global en la presente creación artística.
Desde la antigüedad, marcarse el cuerpo ha sido una de las formas de mostrar un camino recorrido, una creencia, una identidad. Es curioso, por tanto, como una de las primeras comunidades conocidas en Occidente que desarrollaron esta práctica fueron los cristianos. El tatuaje era un signo de identificación que sólo reconocían entre ellos y de igual modo, lo utilizaban como un gesto de consagración. Sin embargo hoy en día los practicantes de esta religión consideran los tatuajes y a la gente tatuada con lo “obsceno”. Esto es debido a que, tras su importante auge en la Edad Media, la práctica del tatuaje fue condenada por la Iglesia, entendiendo que la piel no debe de ser marcada.
Es, entre otras cosas, debido a la importante influencia del cristianismo el motivo por el que el tatuaje ha desempeñado durante siglos una función discriminatoria. Desde las marcas de los esclavos en la Antigua Roma, hasta la estigmatización de los cirminales en la China Imperial, pasando por el Código Negro de Colbert en Francia —que castigaba a los esclavos acusados de robo marcandoles la piel con tinta—. Es de estas prácticas donde nace la relación negativa que se asocia al tatuaje con la delincuencia. “Mi abuela me dice siempre que me ve los tatuajes que eso es lo que hacían los legionarios, o aquellas personas a las que no les querían nadie o los que iban a la cárcel”, afirma Paula, joven tatuada.
Es a partir del siglo XIX cuando se empieza a desarrollar un tipo de tatuaje voluntario y ofensivo como forma de protesta. De hecho, desde la marina hasta el ejército, el tatuaje servía para mostrar una trayectoria. Normalmente los hombres que formaban parte de estas instituciones llevaban tatuados el emblema del regimiento y la fecha de alistamiento. Por ello, también durante el siglo XX el tatuaje ha plasmado el vocabulario codificado de una población, como lo fueron los judíos en los campos de concentración.

Si nos centramos ahora en Oriente, en el caso de Asia y Oceanía, el tatuaje durante el siglo XVIII se dejó de lado, debido en gran medida al proceso de colonización, la evangelización y la evolución de las propias sociedades, las cuales estaban muy influenciadas y dominadas por Occidente. Es a partir del año 1980, cuando hay una vuelta por el interés del tatuaje, en donde los tatuadores autóctonos de esas zonas, estuvieron recibiendo mucha clientela internacional. Con ello, asistimos actualmente a una reivindicación del tatuaje tradicional. Por ejemplo, esta reivindicación en Polinesia se ve en cómo el tatuaje ha sido elevado a la categoría de taonga (tesoro nacional), siendo fuente de inspiración para muchos artistas.

La exposición del CaixaForum es un claro reflejo de la importancia y del recorrido histórico que han tenido los tatuajes en la historia del ser humano. En estos últimos años estamos viendo una clara y, cada vez más, positiva acogida del tatuaje en la sociedad, con un cambio de perspectiva hacia las personas tatuadas y las personas que tatuan.
Debido a todo lo comentado, actualmente se están realizando numerosas actividades relacionadas con esta disciplina. Aparte de la exposición Tattoo. Arte bajo la piel, el CaixaForum también organizó el pasado 26 de febrero, la Noche Tattoo. Con esta actividad se pretendía convertir la ciudad de Madrid en en el epicentro de la escena internacional del tatuaje, según menciona CaixaForum. Por ello, acudieron tres tatuadores de reconocimiento mundial -Jee Sayalero (New Japanese), Kowah (realismo) y Debora Cherrys (neo tradicional)-, los cuales realizaron tatuajes en directo.
Siguiendo con esta temática, se realizarán durante el mes de marzo varias ponencias, conferencias y debates sobre el tatuaje, organizadas también por el CaixaForum de Madrid. La primera de ellas se realizará el miércoles 2 de marzo contando con la figura de Sandra Martínez Rossi, profesora de Bellas Artes y escritora del libro La piel como superficie simbólica: procesos de transculturación del arte contemporáneo, en la que se analizará y debatirá cómo se les ha prohibido los tatuajes a los nativos de muchos rincones del mundo tras la llegada de los occidentales.
La segunda de las ponencias tendrá lugar el 9 de marzo y en ella se analizará la vertiente más “oscura” del tatuaje relacionándolo con la criminalidad: Las sombras del tatuaje. El miércoles 16 de marzo se debatirá sobre el recorrido del tatuaje y la importancia de la tradición hacia la subversión y la tendencia. La última de las charlas –Tatuaje reparador– se realizará el 23 de marzo en la que, a modo de cierre, tres expertas hablarán, reflexionarán y debatirán sobre la importancia del tatuajes a nivel psicológico, curando la cicatriz de muchas personas tras sufrir algún acontecimiento importante en su vida. Todas estas ponencias se realizarán en el CaixaForum de Madrid con un coste de 6 euros cada una de ellas.
Actualmente, el 20% de la población española está tatuada y 60 millones de europeos tienen al menos un tatuaje. Estas cifras son una seña del auge, en mayor o menor medida, del tatuaje en la sociedad, tendencia que parece que por el momento no va a desaparecer.