Jurassic Park: cómo esta saga ha cambiado la imagen que se tiene sobre los dinosaurios

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La saga de Jurassic Park y su secuela Jurassic World han reflejado con sus películas el sueño de muchas personas: la convivencia con los dinosaurios. A lo largo de los años estas películas han cambiado la forma en la que vemos a estos grandes animales extintos. 

La primera película, Jurassic Park (o Parque Jurásico), estrenada en 1993, supuso el principio de una nueva era en la concepción pública de los dinosaurios. Esta película -aunque también sus sucesoras- cambió la idea que la gente corriente tenía de esos animales. Los paleontólogos coinciden en que estas sagas han cambiado la imagen a nivel social que se tenía de los dinosaurios. En las películas de los años 50 o 60 estos eran presentados como seres torpes, lentos, o incluso “tontorrones”. Sin embargo, Jurassic Park mostró por primera vez a los dinosaurios como animales plenamente adaptados a su ecosistema, “que es exactamente como fueron”, afirma Marc Furió Bruno, Doctor en Ciencias Geológicas y profesor en la Universidad Autónoma de Barcelona. Por su parte, Elena Cuesta, paleontóloga especializada en la biología de los dinosaurios terópodos del Jurásico y el Cretácico Inferior, explica cómo Jurassic Park dejó de presentar a estos animales como “simples monstruos a los que hay que enfrentarse, como se venía viendo hasta entonces en el cine”. 

Furió asegura que estas películas han tenido una gran influencia. De hecho, confiesa que él mismo es “producto de la primera saga”. Comenta como en la universidad hay “horneadas” o generaciones que coinciden más o menos con el estreno de las películas. Luis Barrera, divulgador científico del Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid coincide, “hay mucha generaciones de niños y de jóvenes que han crecido viendo estas películas y que han disfrutado del punto de vista divertido que tiene la película, pero también les ha movido algo emocional, que ha hecho que incluso luego hayan decidido hacer una carrera científica y luego dedicarse incluso al mundo de la investigación o de la paleontología”. Andrea Yévenes, la paleontóloga que triunfa en redes sociales, asegura que para muchas personas estas sagas han sido algo más que mero entretenimiento. Relata que para muchos no olvidaron la película después de verla, sino que se iniciaron en esta ciencia.

Pero no solo ha despertado vocaciones científicas, sino que han “puesto en la agenda” la Paleontología. Furió explica que estos filmes no solo muestran a los dinosaurios, sino que también muestran el trabajo científico de las personas que los estudian: “Hasta entonces un paleontólogo no se sabía muy bien qué era (…) había confusión entre los arqueólogos y los paleontólogos”, pero gracias a las películas hay algo a lo que hacer referencia. Barrera añade que se ha acercado al público el trabajo de estos profesionales, a quienes deja de vérseles como “unos frikis que excavan”. “Para mi personalmente fue fundamental que en la primera trilogía siempre estuviese la figura de una persona dedicada a la paleontología para mi vocación y, más clave aún, la figura de paleontóloga como la Dra. Ellie Sattler”, comenta Cuesta. 

Barrera asegura que también existe una gran relación entre los espectadores de las películas y los visitantes del Museo de Ciencias Naturales. Asegura que a pesar de que tenían colecciones sobre dinosaurios desde principios del siglo XIX, con el estreno de la primera película aumentaron las visitas a estas exposiciones. Desde entonces, se han ido retroalimentando: “hay gente que viene al Museo por el tirón de la peli, pero también ocurre al revés, que vienen a ver las exposiciones y luego se ven las películas”, explica el divulgador. 

El impacto de Parque Jurásico ha llegado incluso al plano económico. En 1998 Universal Studios y Amblin Entertainment crearon The Jurassic Foundation, una organización sin ánimo de lucro “dedicada a promover la investigación sobre dinosaurios en todo el mundo”, llegando a ser uno de los mayores financiadores privados de investigación de dinosaurios en el mundo. 

Licencias de las películas 

Barrera afirma que estas películas son bastante fieles, ya que todas han contado con un equipo muy bueno de paleontólogos como asesores. Sin embargo, como en cualquier filme de ciencia ficción, estas sagas se toman algunas licencias artísticas. 

Una de las cuestiones que más resaltan los científicos es la propia premisa de las películas: la recuperación del ADN de los dinosaurios extraído de un fósil y su posterior clonación. Esto, comentan, es inviable. “Hoy en día es prácticamente imposible conseguir fragmentos [de ADN] y que estén en buen estado de dinosaurios”, explica Barrera. Puede que fuera posible conseguirlos de otros animales más cercanos, pero resalta que “los últimos dinosaurios vivieron hace 66 millones de años”. Furió también subraya que las partículas de ADN son muy fácilmente degradables, por lo que es muy improbable que se conserven durante millones de años. Además, hoy en día carecemos de la tecnología necesaria para llevar a cabo la reconstrucción que se puede ver en las películas. 

Otra de las cuestiones que destacan es la representación del famoso Velociraptor. La imagen de este animal se ha mantenido igual en todas las películas: un dinosaurio del tamaño de un humano, con la piel escamosa y de gran agresividad. 

Sin embargo, esta representación corresponde a otro dinosaurio menos conocido, el Deinonychus. El Velociraptor mediría en realidad alrededor de medio metro y tendría plumas, Furió lo compara con un “pavo estilizado”. Este aspecto hacía que el animal fuera menos intimidatorio de lo que se buscaba, por lo que finalmente optaron por representarle como a un Deinonychus, un animal mucho más fiero. 

La “explicación” que dan en las películas es que los animales que se han creado (no solo los velociraptores) son producto de la mezcla del ADN de los dinosaurios con otros de anfibios y/o reptiles. Esto lo hacen para que la gente más “purista” no critiquen mucho la película. 

Cuesta explica que cuando se estrenó la primera entrega en 1993, aun se desconocía que estos animales estarían cubiertos de plumas. Sin embargo, a partir de la segunda película esto ya se conocía. El problema era que “el aspecto mostrado la primera vez había quedado marcado en la retina del público”, y afirma que haberlo cambiado hubiera sido como “si a Mickey Mouse le cambiases su grandes orejas redondas”. Finalmente, en la última entrega, Jurassic World: Dominion. se pueden ver por primera vez raptores con el cuerpo cubierto de plumas. 

Estas sagas se pueden permitir en ocasiones estas licencias porque aún queda mucho por descubrir sobre estas especies. Hay algunos dinosaurios de los que solo se poseen algunos huesos, lo que permite que la imaginación de los creadores y guionistas completen lo desconocido. Es el ejemplo del Piroraptor, un dinosaurio del que se han encontrado muy pocos huesos fósiles en el sur de Francia. En la última entrega Jurassic World: Dominion, lo muestran con plumas (lo cual se corresponde con la realidad) pero mucho más grande de lo que en realidad sería. Además, también le muestran buceando, una característica que los paleontólogos aun no han demostrado ni desmentido. También ocurre con el Dilophosaurus, un animal que en las películas tiene un volante alrededor del cuello y es capaz de escupir veneno. Este “volante” en realidad no es un rasgo de este dinosaurio, es otra “licencia artística”. Lo mismo ocurre con el veneno, algo que Barrera asegura que es “imposible de saber”.

Aun así, Yévenes asegura que no se puede decir que las representaciones sean pésimas, ya que el registro fósil se va completando con los años. “A veces se reconstruye un animal en base a un par de fósiles, y cuando con los años se descubren nuevos y van variando”.

Lo que nos enseña sobre los dinosaurios

A pesar de todas estas licencias, con estas sagas es posible aprender sobre dinosaurios. Aunque se muestren aspectos que no se ajustan a la realidad, “la paleontología las ven con buenos ojos”, según considera Barrera. 

Una de las primeras cuestiones positivas que destacan los paleontólogos es el reflejo de los dinosaurios como animales de sangre caliente (al igual que los mamíferos o las aves) y no de sangre fría (como los anfibios y los reptiles), algo que se ponía en duda antes del estreno de las primeras películas.

Por otro lado, se les muestra como seres plenamente activos, con velocidad y agilidad, a diferencia de los filmes de los años 30 o 40 como The lost World. Furió recuerda cómo en estas películas los dinosaurios eran “lentos, pesados, poco ágiles y con movimientos torpes” e incluso se insinuaba que esto podía haber propiciado su extinción por competición con los mamíferos. En Jurassic Park estos grandes animales “tienen un movimiento parecido a las aves, un poco balanceado pero equilibrado sobre las patas traseras”, lo que es un reflejo más fiel de cómo se comportarían, según explica el paleontólogo.

Otra de las cuestiones clave, como destaca Barrera, es la similitud que se establece entre estos animales y las aves. Con estos movimientos balanceados y la presencia de plumas. Y es que este paleontólogo recuerda que “los dinosaurios siguen entre nosotros, son las aves”. Estos animales de menor tamaño y con plumas sobrevivieron al impacto del meteorito, acompañándonos hasta nuestros días. 

Yévenes recuerda que el propósito de estas sagas «no es generar un producto de educación o material educativo», sino entretener. Aunque sí hacen que algunas personas quieran “aprender un poco más”. 

La saga de Jurassic Park y Jurassic World nos han enseñado mucho sobre los dinosaurios (aun tomándose ciertas libertades), sin embargo, estos científicos coinciden en que nuestra percepción de estos animales seguirá evolucionando en las próximas décadas, ya que aún queda mucho por descubrir sobre ellos.