El cambio climático definitivamente se ha ganado un puesto fijo en la agenda informativa. Diariamente personalidades de la política, el activismo o el periodismo muestran su preocupación por el calentamiento global. Cada vez son más las personas que tratan de aportar su granito de arena para que nuestro planeta mantenga su estado actual -a pesar de que lo idóneo sería revertir la situación, aún no estamos en ese punto-. Y no es para menos.
Los gases de efecto invernadero, los principales culpables del cambio climático, han ido poco a poco provocando cambios en el planeta. El aumento generalizado de la temperatura hasta marcar máximos históricos ha sido señalado en numerosas ocasiones, sobre todo durante este verano. Y es que esta estación se está alargando de media nueve días por década. Actualmente el verano abarca cinco semanas más que a comienzos de los años 80.
Este incremento de las temperaturas no solo no notamos nosotrxs, los principales afectados están siendo los océanos, que absorben alrededor de un 90% del calor que emitimos, según varios estudios. Los océanos son por tanto un perfecto indicador para medir las consecuencias más directas que está teniendo el cambio climático.
Miembros de la comunidad científica de varios países como China, Francia, Estados Unidos o Australia se han unido en una investigación que ha publicado recientemente Nature Reviews Earth & Environment. Esta toma nota del calentamiento de los océanos de todo el mundo desde 1950 -década en la que comenzó el calentamiento de los dos mil primeros metros de profundidad de los océanos-.
Los resultados son preocupantes. El estudio demuestra un calentamiento oceánico sin precedentes desde los 50. “Este calentamiento ha sido generalizado”, señalan, y ha alcanzado valores récord entre 2012 y 2021.
Impactos y consecuencias del calentamiento
Las consecuencias que se derivan del aumento de temperatura de las aguas son variadas. En primer lugar, el calentamiento de los océanos representa “más de un tercio del aumento medio global del nivel del mar” a través de su “expansión térmica” (el fenómeno de expansión térmica lo podemos encontrar también en los termómetros de mercurio; cuando aumenta la temperatura del termómetro, el líquido se expande en su interior). Este aumento del nivel del agua, a su vez, “aumenta los riesgos para las infraestructuras costeras y los hábitats costeros debido a la intrusión de agua salada, la erosión costera y las inundaciones en las regiones bajas”.
El estudio también apunta a que se está reduciendo la densidad de los océanos y está aumentando la estratificación de las capas superiores. Pero, ¿qué quiere decir esto? El océano posee capas o estratos (cada una de las cuales con diferente salinidad, densidad, oxígeno, nutrientes…) que se superponen unas a otras y a la vez se entremezclan. El aumento de la temperatura, según advierten los investigadores, provoca cambios en estos estratos y hace que haya un menor intercambio de propiedades entre las distintas capas. Esto dificulta que asciendan a las capas superiores nutrientes de las capas más profundas y además provoca procesos de desoxigenación del océano. Las corrientes oceánicas también se están viendo modificadas debido al cambio en “la flotabilidad del agua” y el aumento de la temperatura, lo que a su vez tiene consecuencias directas para la industria de la pesca: “Se proyecta que, debido a múltiples factores de estrés, el potencial máximo de captura de las poblaciones de peces tropicales en algunas zonas económicas tropicales exclusivas disminuirá hasta en un 40 % para la década de 2050”.
Pero sobre todo tiene impacto en los ecosistemas oceánicos y la vida marina. El calentamiento del agua provoca la “mortalidad masiva” de varias de las especies que viven en los fondos oceánicos, provoca el blanqueamiento de los corales, favorece la proliferación de algas tóxicas u obliga a la redistribución de hábitats, entre otras posibilidades.
Un océano más cálido también trae consigo cambios en los “patrones climáticos”. Por ejemplo, provoca tormentas de mayor intensidad, así como inundaciones, tifones y huracanes más fuertes.
Por supuesto, las implicaciones del calentamiento de los océanos están muy ligadas al “adelgazamiento de las plataformas de hielo flotantes y los glaciares de terminación marinos”, ya que el aumento de la temperatura del agua calienta la base de estos.
Otra de las cuestiones que señalan en el estudio es la variación del calentamiento en función de la región geográfica. A pesar de que toda la superficie se está calentando, algunas regiones oceánicas se están calentando más rápido que otras. Tanto el Océano Atlántico como los del sur se están calentando a una mayor velocidad que el Océano Pacífico o el Índico. Además, destacan que el Océano que “más peligro” corre es el Pacífico; debido a su volumen esperan que a finales de este siglo sea el que más calor acumule.
¿Cuáles son las predicciones de futuro?
Esta investigación no solo tiene como cometido demostrar los peligros que derivan del calentamiento de los océanos, sino que también atiende a lo que puede suceder en un futuro tanto si actuamos como si no.
Los científicos y científicas que han llevado a cabo este estudio aseguran que de llegar al objetivo del Acuerdo de París de “limitar la temperatura de la superficie global a 2ºC por encima del nivel preindustrial”, la “aceleración del calentamiento de los océanos se detendrá alrededor de 2030”. De no cumplir esta medida, prevén que la tasa de calentamiento de los océanos sea cuatro veces mayor que la actual en 2090.