“El miedo siempre está pero evoluciona”: La Mujer Emprendedora

Desde el año 2014 el 19 de noviembre se ha consolidado como el Día Internacional de la Mujer Emprendedora. Naciones Unidas decidió dar un día a todas aquellas mujeres que se atreven a emprender incluso sabiendo que hay más obstáculos que si fuesen hombres. Sin embargo, hay una realidad cambiante en este sector: aunque la brecha de género entre las personas emprendedoras se está reduciendo, aún queda mucho camino por recorrer. 

Con el mismo motivo con el que Naciones Unidas decidió marcar en el calendario el Día Mundial de la Mujer Emprendedora, hoy damos voz a Marta Serrano, creadora de coMsentido, una empresa de marketing, eventos y comunicación digital. De este modo, dar visibilidad a mujeres emprendedoras que llevan su proyecto con ética y responsabilidad, ayudará a crear referentes para aquellas mujeres que estén pensando en emprender. 

Buenos días, Marta. Cuéntanos, ¿cuándo decidiste emprender?

Buenos días, decidí emprender en el momento en el que me despidieron de mi trabajo. Tenía que decidir entre ponerme a buscar trabajo o emprender. Justo me habían empezado a salir cosillas tipo autónoma pero no pude llevarlas a cabo al tener trabajo y cuando me despidieron vi que era el momento de hacerme autónoma definitivamente. Me dejé llevar un poco la situación y decidí que era el momento.  

¿Cómo gestionaste el miedo?

Miedo siempre se tiene. Hay una frase célebre que no sé de quién es (risas) que dice que quien no arriesga no gana. El miedo es bueno para salir de tu zona de confort, crecer y avanzar.  Más que miedo, tuve vértigo. Bueno, yo soy mucho de hacer listas de pros y contras. Y al final me compensaba arriesgarme. En ese momento contaba con paro y pude compaginar esos primeros meses de autónoma cobrándolo y sabía que los nueve primeros meses me iba a poder mantener, eso me hizo tener menos miedo. Lo que más miedo me daba era la inestabilidad de no tener una nómina. 

¿Lo sigues teniendo?

El miedo siempre está pero evoluciona. Al principio era el miedo más enfocado a no conseguir clientes o el síndrome del impostor. Ahora han surgido otros miedos: no poder pagar los sueldos a los empleados y empleadas, a que después de que las cosas me vayan bien, vayan peor… O que venga otra crisis como la de la covid-19. No es el mismo miedo del inicio pero surgen nuevos. 

¿Cómo encontraste a tu primer cliente?

Una cosa que recomiendo es que cuando emprendes lo cuentes a todo el mundo y por todos los canales. Yo lo hice así por mi Instagram personal. Me escribió una chica que yo no recordaba quién era en ese momento. Después me di cuenta de que era una chica con la que había salido de fiesta en la época universitaria. Era una amiga de una de mis ex compañeras de piso. Ella, junto a otras personas a la vez, fueron las primeras en confíar en mi proyecto y en convertirse en clientas recurrentes. 

¿Sabías manejar el tema burocrático antes de lanzarte?

No… o sí. Al principio tenía muchas dudas. De hecho, antes de emprender lo primero que hice fue preguntar a gente conocía que había emprendido pero también contratar a una gestoría para que me ayudara en los primeros pasos. En algunas empresas en las que había estado, había ayudado en el tema papeles (sobre todo finanzas y contabilidad), pero nada que ver. 

Hoy en día en España no es tan fácil emprender como en otros países europeos. Hay que hacer muchos papeles, en un orden específico… Sobre todo si quieres compaginarlo con pedir ayudas como la del paro. Mandar un día u otro un papel puede hacer que te den o te denieguen la ayuda. Así que diría que la respuesta es que no, pero soy una persona muy curiosa, en el fondo me gusta. He estado implicada desde el inicio. Es algo a tener en cuenta: parte del trabajo del emprendedor es saber del tema burocrático, aunque tengas a personas detrás que lo hagan de manera oficial. 

¿Cuáles fueron tus estrategias? 

A la hora de emprender pensé en qué podía ofrecer que sólo conllevase mi tiempo. Es decir, algo que con la formación y experiencia de entonces pudiera ser útil para no tener unos gastos elevados al inicio. Y pensé también en cómo llegar a los potenciales clientes. Me decanté por tener una página web, que en ese momento delegué a un profesional y trabajar las redes sociales y el inbound marketing (marketing de contenidos).

¿Dónde acudiste para informarte? 

Bueno, además de a consultorías y a tus amigos y amigas, en ese momento vivía en Madrid y recurrí a los portales de internet. Es decir, a las páginas web de emprendimiento de la Comunidad de Madrid. 

¿Cuál es la mayor dificultad a la que has tenido que hacer frente? 

En casi cuatro años ha habido muchas y muy distintas. Vuelvo a la parte de la inestabilidad. Es decir, cuando eres emprendedora puede haber meses en los que ganes mucho dinero y meses en los que no llegues. Es muy importante una planificación financiera y, sobre todo, analizar el primer año del emprendimiento para ir planificando los siguientes. Así se puede saber en qué meses vas a ganar mucho dinero pero ahorrarlo para aquellos en los que eso no suceda. Hacer malabares con los ingresos que pueden fluctuar mucho entre un mes y el otro. Bueno, eso y no tener vacaciones. 

¿Has estado al límite de la autoexplotación?

Hombre, los primeros meses se puede decir que trabajaba más de 12 horas al día y de lunes a domingo. En el fondo lo hacía porque estaba muy motivada. Llegó un momento en el que tenía que descansar. Comparo el ser estudiante con el ser emprendedor. Cuando eres trabajador por cuenta ajena los días de descanso, descansas. Cuando eres estudiante o emprendedora tu cabeza no descansa. En tus tiempos de descanso piensas que podrías ser más productiva: pasar apuntes, meter facturas… Es verdad que al principio rocé límites pero después aprendes a que siempre va a haber cosas que hacer pero que no se acaba el mundo por no hacerlas al momento. 

¿Has sufrido algún tipo de violencia, desprestigio, discriminación o situación negativa por el hecho de emprender siendo una mujer sola?

Quizá de una manera directa no, pero sí que creo que he sentido micromachismos por ser una mujer. La realidad es que a día de hoy más del 70% de mis clientas son mujeres. Hay una comunidad muy bonita de emprendedoras en la que nos apoyamos unas a otras. Es verdad que por parte de mis clientes no he notado nada de una manera directa. Pero por sí que he notado que algún potencial cliente esperaba que hubiese un hombre, por ejemplo. No ha entendido que yo sea la dueña sino que esperaba a un jefe detrás. También he notado que, a la hora de tener personal, sí creo que no parece que el trato sea igual, o la relación. 

¿Qué consejos darías a una persona que se está planteando emprender en algún momento?

Lo primero es ser consciente de cuáles son tus capacidades. Es decir, analizar qué sabes hacer y qué conocimientos tienes por lo que la gente vaya a pagarte. Para mí esto es lo principal porque hay veces que tenemos ideas buenísimas pero no hay nadie a quien interese pagar por ello.

Por otro lado, es imprescindible tener apoyos detrás: un gran colchón económico, una situación familiar buena que te pueda ayudar si no sigues adelante… O, como fue un poco mi caso, contar con ingresos económicos o ayudas públicas que te ayuden a sobrevivir los primeros meses.

Además creo que es importante rodearte de gente que esté en el mismo lugar que tú pero que no te vea como competencia o enemigos. Seguro que os podéis ayudar a crecer. 

Muchas gracias.

A vosotras.