La presión social: Quedarte en casa cuando el resto está de fiesta

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Irene Mira y Selene Serrano

“Cómo no salgo, si salen todos”. Este es uno de los pensamientos recurrentes cuando tenemos alguna quedada más o menos especial y nos estamos planteando no ir, ya sea por agotamiento, falta de ganas o porque haya surgido cualquier otro plan. Sin embargo, la opción de quedarse en casa no se contempla, porque “quizá sea la mejor noche del año” o “a lo mejor cuentan cosas que luego se les olvida decirme a mí”. 

Cuando nos vienen a la cabeza pensamientos así, la mayoría de las veces no vienen solos, sino que suelen ir acompañados de sentimientos de culpa y presión. Esta presión es la que se conoce como presión social. 

Y es que las personas, por el simple hecho de vivir en sociedad, queremos sentir que formamos parte de algo. Necesitamos ver satisfecho nuestro deseo de pertenencia y, para ello, a veces nos vemos “obligadas” a hacer o decir cosas que, en realidad, no queremos.

La presión social es un fenómeno psicológico y social en el que los individuos cambian su conducta, actitudes e incluso opiniones con tal de gustar a los demás y evitar, de esta forma, ser rechazados o marginados. Esta situación es generada por un grupo social, no tiene por qué ser negativa, pero puede influir en la personalidad, creencias, conductas e incluso valores de las personas. 

Si esto pasa habitualmente, lo cierto es que en algunas ocasiones se hace notar más. La navidad está a la vuelta de la esquina y los planes entre las amistades empiezan a pensarse. Sin embargo, esta realidad sucede cada día y cada fin de semana. Parece que “quedarse un sábado en casa” es hacerse mayor o “ser una persona aburrida” mientras las necesidades de cada persona distan mucho de ser las mismas. Esto quiere decir que la presión social penetra en nuestros planes y los modifica. Llega ese sábado noche y a veces una acaba en una discoteca con frío teniendo ganas de estar en casa. En casa, en cambio, los “y si” llenan las mentes imaginando todo aquello que, por no estar, nos podemos estar perdiendo. 

De todos modos, la presión social está en muchos más ámbitos, no solo en los eventos festivos. La ropa, la comida e incluso el habla están condicionados por este tipo de presión. Es decir, se trata de una presión transversal.

Además, el factor de la edad es determinante. Pese a que este fenómeno se puede ver en cualquier edad, a los más jóvenes (y a la infancia) afecta de manera más exagerada. Es por ello que es importante educar en la diversidad y en que cada persona elija qué es lo que realmente quiere hacer, independientemente de lo que el resto del grupo haga.

Muy en relación con estas situaciones hay que mencionar el término FOMOFear of Missing Out por sus siglas en inglés—. Se trata de una patología psicológica descrita por los y las expertas en psicología como “una aprehensión generalizada de que otros podrían estar teniendo experiencias gratificantes de las cuales uno/a está ausente”.​ 

Está muy relacionado con el miedo al arrepentimiento, que puede llevar a una preocupación compulsiva de que uno/a pueda perder una oportunidad de interacción social, una experiencia novedosa, una inversión rentable u otros eventos satisfactorios.

Casi dos tercios del total de usuarios de las redes sociales en el mundo lo padecen y la adicción a mantenerse actualizado en las redes sociales es proporcional al miedo que se siente al no poder hacerlo en tiempo real.

En cuanto a esto, un fenómeno muy curioso fue la cuarentena derivada de la covid-19 en marzo del 2020. La pandemia y, en concreto, el confinamiento, hizo aflorar en mucha gente, y en concreto en muchos jóvenes, una comodidad al no salir que no se había sentido antes. Esto, en gran parte, vino derivado de dejar de lado la presión social. “Si el resto de gente no sale, está bien no salir”.

Fue a través de las redes sociales como esto se vio incrementado. Los viernes y sábados noche nadie estaba en una discoteca por lo que, objetivamente, nadie se estaba perdiendo nada. Así, no ver una tras otra stories de fiesta de las personas cercanas ayuda a dejar atrás esa presión y decidir qué es lo que en realidad apetece. 

Pese a que no se sabe cómo alejarse de la presión social, salir del bucle en el que nos envuelve es relativamente sencillo. Pasa por la sinceridad. Si bien el miedo de perderte sucesos posiblemente siga, lo cierto es que acostumbrarte a salir solo cuando te apetece hará que decrezca. 

Una de las soluciones es ser completamente sincero y explicar que no te apetece salir, que no quieres gastar, que estás cansado… Las personas de tu alrededor lo entenderán, pero lo más importante es que busques entenderlo tú.