Nerea Eguiguren y Rocío Cruz
¡Llega la Navidad! Diciembre y enero: los meses de la ilusión, la generosidad, la solidaridad, la empatía, la magia y, sobre todo, el consumo y el gasto. De manera casi proporcional, a medida que las navidades se acercan y se suceden, nuestro bolsillo se va vaciando. Regalos, cenas y comidas familiares, de empresa, amigos invisibles, caprichitos, decoraciones… Hoy en día, una gran parte de las actividades y reuniones que hacemos en estas fechas tan señaladas se traducen en consumo, habitualmente, innecesario.
Diciembre sigue siendo el mes preferido por los españoles para realizar compras navideñas. Según datos del estudio de Consumo Navideño de 2022 de Deloitte, en 2022 se reduce ligeramente el porcentaje (19% vs. 20% en 2021) de consumidores que retrasa sus compras a enero buscando las rebajas. Noviembre, por supuesto, se recupera y se cierra a lo grande concentrando alrededor de un tercio de las compras navideñas (32%), todo gracias a fechas especiales como el Black Friday o el Ciber Monday.
Este año se estima que el gasto navideño por hogar sea de 634 euros, situado en línea con el gasto medio del año pasado (631 euros). Las categorías Ocio y Restauración (29%) y Regalos (12,4 %) son las que reflejan un mayor aumento en la intención de gasto.
Si bien las compras online se han estabilizado después del rápido crecimiento ocasionado durante el periodo de pandemia, en fechas de Navidad, más de un cuarto del presupuesto se realizará a través del canal online. ¿Por qué? La facilidad, la comodidad y la accesibilidad de Internet permiten que a golpe de clic tengamos nuestros hogares llenos de regalos.
En los últimos 100 años las Navidades (y ante todo el consumo que las rodea) han cambiado mucho. Manuel, a sus 56 años, recuerda cómo vivía el día de reyes en su casa cuando era pequeño: “No teníamos árbol dónde dejar los regalos, pero recuerdo que un año me regalaron una pistola de vaquero y, otro año, un balón”. Con nostalgia, Manuel afirma cómo siente que esa ilusión se ha perdido, “no valoramos las cosas porque tenemos mucho”.
El consumidor tiene una visión a corto plazo, pospone, planifica grandes compras y visita variedad de tiendas para encontrar productos ideales
Actualmente, la reflexión a la hora de comprar se ha vuelto una dinámica habitual donde se busca el mejor precio y se hace uso de los clubes de fidelización para protegerse de la subida de precios. El consumidor tiene una visión a corto plazo, pospone, planifica grandes compras y visita variedad de tiendas para encontrar productos ideales.
El estudio de Consumo Navideño de 2022 expone que, desde la pandemia, el consumidor se preocupa más por su bienestar y por tener un propósito de vida.
Consecuencias del consumismo desproporcionado: desperdicio, contaminación y cambio climático
Según datos del estudio de Consumo Navideño de 2022 de Deloitte, la sostenibilidad y el compromiso social son un criterio relevante para consumir estas Navidades. El 79% de los consumidores españoles están concienciados con el cambio climático. El 62% declara cambios en sus patrones diarios de consumo y el 48% ha comprado un producto sostenible en el último mes.

Que exista conciencia de la realidad que vivimos es muy importante. Pero también es necesario ver qué pasos podemos dar en fechas tan señaladas para que nuestro consumo deje una huella ecológica mucho menor.
Es una realidad que durante las Navidades el nivel de consumo de la gran mayoría de hogares se multiplica. Y un aumento de este genera inevitablemente mayores residuos. Las compras por internet, por ejemplo, producen una cantidad de residuos mayor (plásticos, cartones y envoltorios), además de la contaminación del transporte. Cuanto más lejos compremos los productos, más huella estaremos generando.
La compra física tiene un impacto de un 7% menos que la compra online en términos de huella de carbono
Informe Deloitte 2016
Un estudio de Amazon concluyó que la multinacional emitió 44,40 toneladas de dióxido de carbono en 2018. Más de lo emitido por países como Suiza o Nueva Zelanda. Además, la compañía Deloitte publicó un informe en 2016 en el que revelaba que la compra física tiene un impacto de un 7% menos que la compra online en términos de huella de carbono, principalmente por la cantidad de transporte, embalajes y consumo energético que hay detrás de las compras por internet.
La comida es otro de los puntos más significativos. Según un estudio de la aplicación Too Good To Go, entre un 10 y un 20% de la comida consumida en Navidad termina en la basura, un 26% de los españoles desperdicia comida en Navidad y uno de cada tres afirma desperdiciar más en estas fechas que en cualquier otro momento del año.
El mismo estudio refleja que un 43% de las personas aseguran comprar alimentos que no les gustan solo porque son típicos de la época. Así pues, los turrones y polvorones son los productos más desperdiciados, seguidos por la carne, el pescado y el marisco. Respecto a las razones por las que se desperdicia esta comida, el 54% afirma que compra más comida para que haya mucha variedad, el 38% dice no saber calcular bien las cantidades y otro 25% no cree necesario guardar las sobras.
Consumo responsable
Como hemos observado, la forma en la que consumimos en Navidad ha cambiado. Algunos de los motivos por los que se ha aumentado el gasto navideño son la compra de regalos a más personas (29%), la disposición de más ahorro (28%) y la situación de mejora personal o financiera (24%).
Este año la ropa y el calzado siguen siendo los regalos más deseados, seguido por el dinero y los dispositivos electrónicos. Además, han aparecido nuevas categorías como las tarjetas regalo y las suscripciones.
En cualquier caso, es posible hacer regalos a los que nos rodean sin caer en las compras abusivas. Entre las muchas posibilidades que existen, destacan: hacer regalos caseros, regalar experiencias o contribuir en el comercio local y justo de forma que sepamos de dónde procede lo que compramos y en qué condiciones se ha producido.
Las Navidades son unas fechas para disfrutar y desconectar y es perfectamente posible hacerlo de una manera responsable con nuestro entorno y las personas que nos rodean. Al final, lo que todos recordamos de estos días es la ilusión y la gente con la que celebramos, no los regalos o el tipo de comida que se sirvió en la mesa. Andrea, una joven de 23 años, asegura que el mejor recuerdo que tiene de la Navidad es cuando descubría los regalos con su hermano: “Cuando empezó a faltar gente en la mesa, las cosas cambiaron, ya no era todo tan bonito”.
Tener una buena calidad de vida y disfrutar de ella no está necesariamente ligado con el consumismo salvaje e irresponsable. Controlar lo que gastamos y, sobre todo, en qué lo gastamos puede ser la mejor manera de celebrar esta Navidad y de enseñar a los más pequeños que las cosas materiales no lo son todo en esta vida.