Rocío Cruz e Irene Mira
Hay quienes conciben el mes de diciembre como la recta final del año. Un mes que aprovechamos para cerrar etapas, relaciones, proyectos, para plantearnos poner fin a comportamientos que queremos cambiar, o simplemente para renovarnos. Enero, por el contrario, es el mes en el que se ponen en marcha todas las acciones mencionadas anteriormente. Estas decisiones son lo que denominamos como “Propósitos de Año Nuevo”.
Dice el refrán, Año nuevo, vida nueva. Y es que, tras las 12 campanadas, nuestra cabeza se llena de pensamientos dónde nos planteamos unos objetivos, metas y propósitos que cumplir en esta “nueva etapa”. Sin embargo, ¿esos objetivos siempre se cumplen?, ¿por qué se repiten los mismos propósitos cada año?, ¿cómo nos puede afectar no llevarlos a cabo?
Para dar respuesta a todas estas preguntas hemos contado con la presencia de la psicóloga Desirée Corral Serrano:
P: El 8% de las personas cumplen sus propósitos al finalizar el año. ¿Cómo puede afectar a nuestro comportamiento y a nuestra salud psicológica fijarnos objetivos y no poder cumplirlos?
R: La respuesta es DEPENDE. Depende de la relevancia que tengan esos objetivos para la persona en concreto. Habitualmente, nuestros propósitos tienen gran importancia, nos los proponemos porque detectamos que hay una o varias áreas de nuestra vida en las que sentimos cierto malestar y queremos que esto mejore, queremos sentirnos mejor.
Sin embargo, en ocasiones, nos proponemos objetivos que son poco relevantes, pero que decidimos añadirlos en nuestra lista porque, de algún modo, sabemos o nos han dicho, que llegar hasta ellos nos reportará algún tipo de beneficio.
El caso es que, cuando nos proponemos objetivos que son poco relevantes y no los cumplimos, algo que es normal, el efecto que tendrá sobre nuestra conducta futura será mínimo. ¿Por qué? Porque, al tratarse de objetivos poco relevantes, las consecuencias de realizar tal comportamiento original no serán muy impactantes.
Pararse para hacer un análisis sobre qué ha fallado, va a ser fundamental para que, a la hora de proponernos de nuevo este objetivo, disminuyamos el margen de error
Ahora, vámonos al caso contrario, cuando realmente sí que nos proponemos objetivos relevantes y no los conseguimos, no llegamos hasta ellos. En este caso, es bien diferente, porque aquí el impacto sobre nuestra conducta es mayor, así como también la intensidad de nuestras emociones y el contenido de nuestros pensamientos. Por lo tanto, para prevenir que esto ocurra, yo invitaría a hacer una reflexión sobre cuáles han podido ser los motivos de no llegar a esos objetivos ya sea porque el diseño de tales objetivos no era el adecuado o por otras circunstancias. En cualquiera de los casos, pararse para hacer un análisis sobre qué ha fallado, va a ser fundamental para que, a la hora de proponernos de nuevo este objetivo, disminuyamos el margen de error.
P: ¿Por qué nos proponemos objetivos de año nuevo?
R: Es algo adaptativo, es algo que, si me lo sigo proponiendo es porque, ya sea en gran parte o en una pequeña parte, me funciona. Puede ser que me funcione porque, igual, de 10 objetivos que me propongo, consigo cinco o consigo 9, o los 10 y, entonces, me ayuda a orientar mi conducta hacia aquello que enriquece mi vida. O, puede que me funcione porque, aunque luego no consiga ningún objetivo de mi lista, simplemente hacerla, me tranquiliza, me da cierto control pensar que me estoy ocupando sobre aquello que me hace sentir malestar en el presente y quiero cambiar, aquello que no funciona en mi vida, aunque luego no ponga en marcha ningún cambio.
P: ¿Cómo deben de ser los propósitos de año nuevo para que sean sanos?
R: Algunas características que tenemos que tener en cuenta a la hora de plantearnos los propósitos de año nuevo tienen que ser relevantes para la propia persona. Es decir, tienen que ser importantes para ti, no para la vecina de en frente, porque si ya de por sí iniciar un cambio requiere un esfuerzo, no es difícil imaginar qué puede ocurrir si lo que te propones no tiene sentido para ti.
Cuanto más concretas mejor, cuanto más fácil te lo pongas, menos te costará llegar a tu objetivo. P. ej., no es igual si me propongo “hacer ejercicio” que “empezar a correr un día por semana durante 15 minutos”. En el segundo ejemplo, se especifica el tipo de ejercicio físico, la frecuencia y duración, esto nos va a permitir que la nueva conducta se ponga en marcha en el futuro con mayor probabilidad que si me propongo algo más general.
Realistas y, para ello, tengo que ver desde dónde parto, cuál es mi línea base y, a partir de ahí crear mis propósitos. Por ejemplo, si desde hace más de 10 años tengo una relación muy deteriorada con un familiar que es importante para mí, un objetivo poco realista, sería plantearme llevarme fantásticamente bien con ese/a familiar. Para que este objetivo sea más realista, habría que bajar algunos peldaños de la escalera, habría que bajar esa expectativa para empezar proponiéndome algo más asequible, como, por ejemplo, conseguir que dicho familiar y yo nos saludamos cuando nos veamos por la calle o lo que sea, dependiendo del grado de deterioro en este caso.
Con una fecha. Es importante ponernos una fecha de revisión de objetivos para ver cómo vamos, es decir, para evaluar el grado de consecución de objetivos y, así, realizar los ajustes que consideremos necesarios. Además, también podemos ponernos una fecha aproximada y orientativa en la que preveamos conseguir el objetivo propuesto.
P: ¿En qué beneficia y en qué perjudica a nuestra salud mental acordar propósitos de año nuevo?
R: Acordar propósitos en sí mismo no perjudica nuestra salud psicológica. Lo que sí puede perjudicarla es proponernos objetivos que son relevantes para nosotras porque nos generan cierto malestar en nuestro día a día y no cumplirlos. En estos casos, cuando no sabemos de qué manera abordarlos, es cuando podemos plantearnos pedir ayuda psicológica.
Acordar propósitos resulta muy beneficioso para hacer un balance de cómo están las cosas en nuestra vida
En cuanto a “en qué nos beneficia”, acordar propósitos resulta muy beneficioso para hacer un balance de cómo están las cosas en nuestra vida y poder observar si estamos haciendo cosas que nos acercan a lo que es importante para nosotros y enriquece nuestra vida o, por el contrario, si estamos haciendo cosas que nos alejan de lo que es importante para nosotros y no nos funcionan.
Cuando observemos qué hacemos en nuestro día a día, en qué dirección estamos yendo y decidimos ponernos “manos a la obra” tanto para hacer más cosas que nos enriquecen y nos acercan a lo que es importante, como para ir haciendo cada vez menos cosas que nos alejan de lo que es importante para nosotras y, por tanto, nos mantienen de algún modo enredadas o atascadas, es cuando conseguimos sentirnos más satisfechas con nuestra vida y, por tanto, nuestra salud psicológica mejora.
P: Entre los propósitos de año nuevo más comunes, sobresalen la pérdida de peso, ponerse en forma y dejar de fumar. ¿Por qué todos los años se repiten los mismos y seguimos sin cumplirlos?
R: Es cierto que hay ciertos propósitos que suelen repetirse con los años, como los que me acabas de comentar. ¿Por qué? Pues porque o bien, están socialmente muy reforzados, muy premiados, muy bien vistos o bien, porque están muy castigados, es decir, están mal vistos.
En el caso de “dejar de fumar”, generalmente, las personas conocemos los efectos negativos que tiene el tabaco y, a no ser que te rodees de personas fumadoras que no vean estos efectos perjudiciales y que te alaban más cuanto más fumas, lo más probable es que nuestros seres queridos “castiguen”, psicológicamente hablando, la conducta de fumar en más de una ocasión. Esto, puede hacer que nos replanteemos seguir fumando y, por tanto, que forme parte de uno de nuestros propósitos de año nuevo.
En el caso de la pérdida de peso y ponerse en forma, fíjate, son dos objetivos que están relacionados con el cuerpo, un tema que está en boca de todas y todos con mucha frecuencia. En nuestra cultura, estar delgada/o, o tener un cuerpo atlético se recompensa muchísimo. Nos halagan cuando sucede: “¿has adelgazado? Qué guapa te veo”; o cuando vemos uno de estos cuerpos atléticos decimos “¡menudo cuerpazo!”. Todo esto no cae en saco roto, cada comentario va calando en nosotras, hasta el punto en el que empezamos a considerar que “si tuviera este cuerpo estaría más guapa o tendría más éxito”, cuando, evidentemente, esto no sucede así.
P: Establecer propósitos en la vida, en este caso, en año nuevo, ¿favorece a una vida saludable?
R; Por supuesto, siempre que tengamos en cuenta todo lo que hemos comentado anteriormente, sí. De hecho, cuando una persona viene a terapia psicológica, algo que hacemos tras la evaluación es proponernos unos objetivos de forma consensuada para guiar el tratamiento, aunque, en este caso, estos objetivos van guiados de la mano de una profesional especializada en conducta humana, lo cual, nos va a permitir llegar hasta dichos objetivos con mayor eficacia.
Por lo tanto, yo os animo a hacer vuestro propio análisis de este año 2022, a establecer aquellos propósitos que consideréis que os acercan a lo que es importante para vosotras en 2023 y, por supuesto, a que, si tenéis algún tipo de dificultad a la hora de conseguir vuestros propósitos, recordad que está bien pedir ayuda a una persona especializada.