Cuando sea mayor quiero…

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Cuando Mireya tenía 8 años y sus padres le preguntaban qué quería ser de mayor ella respondía veterinaria, aunque también se imaginaba buscando momias en Egipto o lanzando cohetes en la NASA. Laura fue cambiando de opinión. Desde que cursó Educación Primaria tenía claro que quería ser profesora y, más tarde, en la Educación Secundaria Obligatoria (ESO) descubriría su vocación, el periodismo. Andrea hasta que no tuvo 10 años no pensó qué quería ser de mayor, después se imaginó siendo pintora. Hoy reconoce que quizá su padre influenció en su decisión puesto que recuerda su infancia haciendo manualidades con él.

Actualmente Mireya tiene 23 años y se tuvo que ir a Barcelona dejando atrás su vida en Madrid para hacer lo que más le gustaba, un máster relacionado con el cine. Al contrario que Laura, quien con 18 años se tuvo que trasladar a Madrid y dejar su vida en Alcázar de San Juan para poder estudiar lo que tanto tiempo había esperado: periodismo. La vida de Andrea ha cambiado mucho desde entonces. Siguió manteniendo sus dotes creativas influenciadas por su iniciativa de ser pintora. Sin embargo, a sus 23 años terminó en una doble jornada laboral de la que acabó cansada, pero haciendo lo que le gustaba, ser digitalizadora en un programa de televisión.

Ni Mireya, ni Laura, ni Andrea son las únicas jóvenes que han visto como su vida cambiaba cuando cumplieron 20 años. El paso a la “vida adulta” modificó sus vidas en todos los sentidos, sin embargo, Andrea asegura que “nadie les preparó para lidiar con ella”.

Adiós a la adolescencia

Cuando le preguntamos a Mireya qué era para ella la vida adulta respondió con rotundidad: enfrentarte. “Enfrentarte a cosas con las que no siempre te sientes cómodo, que te obliguen a descubrir en qué sitio encajas, haciéndolo con la máxima madurez posible”, cuenta. También opina que es importante ir comprendiéndose una misma, sabiendo qué te conviene y qué pasos tienes que seguir para llegar hasta donde quieres. Andrea cuando le hicimos la misma pregunta nos habló de responsabilidad, de decisiones y de consecuencias: “Cada decisión que tomas puede realmente tener consecuencias sin que puedas retroceder”.

Se asumen nuevas responsabilidades, se logra más estabilidad emocional y seguridad que en la adolescencia, así como un mayor conocimiento de las emociones y preferencias de uno mismo

Psicóloga Marina Oliva Lozano

La psicóloga Marina Oliva del departamento de Psicobiología y Metodología de la Universidad Complutense de Madrid explica que la adultez se alcanza al principio de la veintena: “Diría que uno de los cambios más significativos de esta transición es la autodeterminación y la independencia. Se asumen nuevas responsabilidades, se logra más estabilidad emocional y seguridad que en la adolescencia, así como un mayor conocimiento de las emociones y preferencias de uno mismo”. Tras el paso a la vida adulta, Laura ha aprendido a ser más independiente “a sacarse las castañas del fuego”, como dice ella. “El irme a estudiar fuera de mi casa, me cambió, porque ya empiezas a gestionarte emocionalmente y económicamente”, reconoce.

Cuando se pasa de la adolescencia a la adultez generalmente otro de los factores que se ven alterados es la relación con el núcleo familiar. La especialista Oliva asegura que es en este nuevo periodo cuando se puede mantener un trato más maduro, sin que implique ver a la familia como un ente autoritario, a diferencia de lo que ocurre en la adolescencia.

Andrea ilusionada cuenta que su relación con su familia ha mejorado — aunque ella siempre ha sido muy familiar —. “A medida que me he hecho más mayor he valorado más tenerlos cerca y me han acompañado en todo mi proceso”, dice. Laura con orgullo admite que, en cuanto a su vida familiar, ahora ya entiende las «conversaciones de adultos».

Consejos para la vida adulta

La psicóloga Oliva informa sobre algunos consejos para preparar a un adolescente en su transición a la vida adulta. “Hay que tener claro que las dinámicas en las relaciones familiares van a cambiar, por lo que prepararse para ellos es un acierto, ya que las relaciones más cercanas del adolescente, concretamente aquellas que se establecen con las figuras paternas, van a ser un apoyo necesario durante esta etapa”. 

Es conveniente iniciar conversaciones tempranas sobre temas de cierta seriedad, como las relaciones saludables, el consentimiento, el respeto, o la seguridad, para poder así proporcionarle al adolescente con un buen fundamento que pueda guiarle hacia la madurez

Psicóloga Marina Oliva Lozano

Opina qué es importante olvidarse de los tabúes y proporcionar un espacio seguro para hablar y hacer preguntas sobre sexualidad. “También es conveniente iniciar conversaciones tempranas sobre temas de cierta seriedad, como las relaciones saludables, el consentimiento, el respeto, o la seguridad, para poder así proporcionarle al adolescente con un buen fundamento que pueda guiarle hacia la madurez”, aclara. 

Finalmente, la especialista piensa que lo más importante es disfrutar del viaje: “Obsequiar individualidad al adolescente y hacer balanza con una relación positiva y respetuosa es la clave para ello”.

Todas las entrevistadas coinciden en que tienen una relación de amor – odio con esa “vida adulta” que nadie les anticipó cómo iba a ser. “De la vida adulta cambiaría que está orientada solo a producir y producir para que luego al final del mes tengas un sueldo para poder vivir”, responde Laura. Mireya cambiaría la incertidumbre, la falta de estabilidad — sobre todo económica — y la falta de oportunidades. Andrea, sin embargo, solo cambiaría una cosa: la sensación de sentirse pequeña ante un mundo tan grande. “Cambiaría tener que lidiar con tantas responsabilidades y no sentirme tan insegura y pequeña”. Sin embargo, admite que su vida de adulta le gusta.

Hoy Laura reconoce que quizá podría haber aprovechado más su etapa como adolescente y siente que la vida adulta le limita a hacer más planes. Andrea piensa que los problemas que tiene ahora sí son reales: “Cuando eres adolescente todo te parece un mundo sin tener ni idea que en la vida adulta es distinto”. Y Mireya ha adquirido más confianza en sí misma haciendo cosas para las que antes no se veía preparada: “He aprendido que la mayor parte de cosas que ahora resultan importantes en poco tiempo no lo serán”.

Actualmente, el paso a la vida adulta está marcado por la inestabilidad laboral y la imposibilidad de los jóvenes para independizarse y perseguir aquellas metas que tanto sueñan cuando son pequeños. Si te preguntaran ahora qué quieres ser de mayor, ¿que dirías?