El estreno de Eterna: reflejo de la permanencia de Gata Cattana, Ana Sforza y Ana Isabel García Llorente

Irene Mira

Dejar huella, un legado, hacer historia. Estas son algunas de las frases repetidas sin cesar cuando pensamos en la obra de Ana Isabel García Llorente, musicalmente conocida como Gata Cattana (Adamuz, Córdoba, 1991 – Madrid, 2017). El pasado 2 de marzo se cumplieron 6 años de su muerte repentina, causada por un shock anafiláctico severo. Aprovechando esta efeméride, Juanma Sayalonga -amigo personal de Ana- y David Sainz, estrenaron en varios cines de España el documental que recalca y hace especial hincapié en la idea de la eternidad de su legado, en donde el pasado, el presente y el futuro se entremezclan en su figura. 

Eterna lleva meses cabalgando por distintas ciudades de España entre preestreno y preestreno. Sin embargo, se inauguró por primera vez durante el Festival de Cine Europeo de Sevilla el pasado mes de noviembre. Según informan sus directores, la pandemia alargó el desarrollo del documental retrasando el estreno, ya que la idea de rendirle este homenaje a la artista cordobesa lleva pululando desde su fallecimiento.

La mímesis de la Gata -llamada así por la forma de sus ojos, como bien se reseña por los distintos testimonios de sus amigos en el documental- en el panorama musical fue y es enigmático. La mezcla entre rap y poesía en sus letras es una de las cuestiones que también se recalca en este homenaje, descubriendo una nueva faceta poco conocida por sus seguidoras: el flamenco. Y es que Ana tuvo influencia directa hacia este tipo de música ya que su tío abuelo fue un cantaor conocido en su pueblo. “Recuerdo que en todas las fiestas del pueblo siempre se recitaba un poema de la Gata”, menciona una de sus amigas de Adamuz en el documental. 

Una de las características más destacables del filme es que cuenta con material inédito, nunca antes mostrado a su público. Vídeos de la convivencia con sus compañeros de piso en Madrid, sus procesos de creación, canciones y algunas versiones inéditas como la de La Prueba compuesta por Wiloo e interpretada por la orquesta de Córdoba. Todos estos elementos dan un importante valor añadido y ayudan a entender la personalidad de la artista.

Por ello, el documental pretende realizar un viaje cronológico por la vida de Ana Isabel. Al inicio del mismo, las imágenes proporcionadas -en este caso por su familia- son de gran valor. Muestran a una Ana inquieta, sabia, interesada por todo lo político y lo social, guerrera y comprometida con las causas sociales. No es casual -basta con escuchar alguna de sus canciones- que se la considere una figura clave dentro del mundo del rap y una referente para el feminismo. Puso sobre la mesa muchos de los debates dentro de esta corriente a día de hoy vigentes. Abrió el camino, el surco, fue una especie de llama y de semilla convertida en fuego y árbol. Puso en el punto de mira la cuestión del cuerpo de la mujer y todas las exigencias que esto trae consigo. Esto se ejemplifica en la canción de Lisístrata, bautizada como himno feminista, o en su poema Teodora, Agripina, Satine, Medusa, Salomé, un homenaje a estas mujeres de la cultura grecorromana que fueron sentenciadas por los hombres.

Poemarios de Gata Cattana. A la izquierda la portada de No vine a ser carne y a la derecha La escala de Mohs / Fuente: propia

También hablaba de sororidad, colectividad y manifestaciones, de mitología, de política, de causas sociales. “Hay que estar haciendo oído con las letras de la Gata de la cantidad de referencias culturales y sociales que tienen”, afirma otra de sus amigas en la cinta. 

Su evolución artística y personal ha sido otra de las cuestiones tratadas en esta filmación. Se ve una evolución de la persona (Ana) y del personaje (Gata Cattana y Ana Sfroza), siempre a caballo entre Madrid, Adamuz y Granada. El combo entre la política, la escritura y la música configuró su esencia. Le encantaba la historia, el arte, la política, la mitología y es considerada, por sus allegados, como una abanderada de las causas injustas. 

La diversidad de sus temas abarcó desde el materialismo dialéctico, el andalucismo político-cultural y la antiglobalización hasta la introspección, el existencialismo y su reflejo en la contemporaneidad, siempre desde una visión feminista social.

La obra de esta artista cordobesa, reflejada en este documental pero también en sus letras (tanto de sus canciones como de sus poemas), sigue muy vigente y presente a día de hoy. Abrió un camino, sin darse cuenta, para la mujer dentro del mundo del rap. Un sector que era -y que todavía hay que seguir revisando- únicamente masculino, en donde se cuestionaba absolutamente todo de la mujer y además se violentaba contra ella. Gata Cattana aportó una visión diferente sumada a un grandísimo talento con el que se hizo respetar.

En 2017 -año de su muerte- estaba grabando el disco de Banzai (expresión japonesa que significa algo así como un “viva”, cantado por los soldados japoneses que se lanzaban en masa a la carrera con el fusil, la bayoneta, una granada e incluso con katanas). Este disco póstumo era una introspección de Gata Cattana con el que pretendía mostrar un antes y un después, «Y es justamente eso el disco. Es como ir a la batalla y quedarme tranquila, soltarlo todo», añadía en una de sus últimas entrevistas. En este disco hay canciones dedicadas a su hermano como la de Hermano inventor, o algunas consideradas y convertidas en himnos individuales como la de Papeles, en donde “ya se tiene como amiga” u otras que son un canto a la sororidad y colectividad como El plan o Cartas que no repartí

Portada del disco Banzai / Fuente: Pixabay

Tras la visualización del documental una siente que Gata Cattana está viva. Sus letras y su esencia sigue vagando por cada auricular, cada altavoz y cada rincón de España y ha trascendido más allá de nuestras fronteras. Mientras, Ana Sforza (su faceta escritora) continúa en cada corazón, recuerdo y persona que lea sus poemarios. Y en su conjunto, Ana Isabel García Llorente, para sus familiares y amigos, será siempre eterna.