‘Gelem, gelem’: todo lo que nos falta aprender para acercarnos al Pueblo Gitano

Nerea Eguiguren e Irene Mira

El pasado 8 de abril fue el Día Internacional del Pueblo Gitano. Este día pretende recordar la historia de este Pueblo, además de rendir homenaje a aquellas personas que fueron víctimas de las diferentes persecuciones que han existido a lo largo de la historia. Esta efeméride surge en 1971 en conmemoración al primer Congreso Mundial Gitano que tuvo lugar en Londres. Es en este evento donde se adoptaron por primera vez los símbolos propios del Pueblo Gitano como la bandera azul y verde con la rueda roja y el himno de Gelem, Gelem, cuyo significado es anduve, anduve en romaní. 

Desde la Fundación Secretariado Gitano (FSG), aseguran que este día es para comprometerse como sociedad española hacia la igualdad plena de los gitanos y las gitanas, reconociendo su diversidad como pueblo, así como su identidad cultural propia, su valor y su relación con la historia y la cultura compartida con la española. 

Esta fundación también afirma que ha habido grandes avances importantes, pero esto no quiere decir que su situación haya mejorado por completo. De hecho, confirman que “siguen estando por detrás y a gran distancia del resto de la sociedad en el disfrute de derechos fundamentales como el empleo decente, la educación de calidad, una vivienda digna o el derecho a no ser discriminados”. 

El pasado 30 de marzo tuvo lugar la aprobación del informe de la Subcomisión para un Pacto de Estado contra el Antigitanismo y la Inclusión del Pueblo Gitano, cuya finalidad es “garantizar la eficacia y la eficiencia de las respuestas prospectivas que precisan los retos que plantea el Nuevo Marco Estratégico para la Igualdad, la Inclusión y la Participación de los Gitanos y Gitanas en los países de la UE 2020-2030”. Esta medida es un ejemplo de cómo se están consiguiendo cosas importantes, pero, como en otros tantos aspectos, queda todavía trabajo por hacer. 

Historia del pueblo gitano

La historia del pueblo gitano es larga y compleja. Una de las mayores complicaciones que tiene es la dificultad de seguimiento, dados los escasos vestigios que han ido dejando a lo largo de sus múltiples viajes. 

El Pueblo Gitano, o al menos una parte de él, comenzó su migración desde La India hacia Occidente hace aproximadamente 1000 años. Salieron del país asiático en sucesivas etapas y los primeros pequeños grupos llegaron a Europa liderados por un conde o duque. 

“Bahram Gur, Rey de Persia, pidió al entonces Rey del Norte de la India que le enviara diez mil músicos y sus mujeres para unas fiestas. Encantado e impresionado por el talento de los músicos, Bahram Gur les pidió que se quedaran para siempre en su reino y les regaló varias hectáreas de tierra, provisiones de grano y ganado. Los músicos, que no tenían experiencia como granjeros, se quedaron muy pronto sin grano ni ganado y con las tierras sin rendimiento. El rey no soportó tal desdicha y, enfurecido, expulsó de su país a los diez mil músicos gitanos.” 

(Leyenda que relata la partida de los gitanos desde la India, situada alrededor del año 400)
Fundación Secretariado Gitano.

Cuando llegaron a España se les comenzó a llamar “gitanos”, término proveniente de la palabra “egipcianos”, usada para referirse a los primeros gitanos que decían venir de una región griega llamada “Pequeño Egipto”. 

Entre los pocos vestigios que existen de la llegada del Pueblo Gitano a España, cabe destacar un documento de enero de 1425 en el que aparece la llegada a Zaragoza de un grupo de peregrinos gitanos provenientes de Francia. Existen algunos otros documentos que relatan su llegada a la península Ibérica, como: la Recepción de la reina Blanca de Navarra en el castillo de Olite (1435) o los Hechos del Condestable Don Miguel Lucas de Iranzo, gobernador de Jaén, que probaría la primera presencia gitana en Andalucía (1462). 

Salvoconducto de Alfonso V de Aragón al conde Juan de Egipto Menor, 1425.

La paz y convivencia que se mantuvo durante la llegada de los gitanos a Europa, y más concretamente a España, se rompió en 1499 cuando empezaron a proclamarse una serie de leyes antigitanas que perseguían al grupo buscando su homogeneización y la pérdida de sus rasgos como cultura. Un ejemplo revelador lo encontramos en la Pragmática de los Reyes Católicos proclamada en 1499:

“Mandamos a los egipcianos que andan vagando por nuestros reinos y señoríos… que vivan por oficios conocidos… o tomen vivienda de señores a quien sirvan… Si fueren hallados o tomados, sin oficio, sin señores, juntos… que den a cada uno cien azotes por la primera vez y los destierren perpetuamente de estos reinos, y por la segunda vez que les corten las orejas, y estén en la cadena y los tomen a desterrar como dicho es…» 

Fragmento extraído de la Fundación Secretariado Gitano.

Durante el siglo XX todavía se mantenían muchos episodios racistas y violentos contra el Pueblo Gitano, como La noche de los gitanos (del 1 al 2 de agosto de 1944) que supuso la matanza de más de 4000 personas de etnia gitana en el campo de concentración de Auschwitz-Birkenau. Desde entonces, en el día 2 de agosto se conmemora el Día del Holocausto del Pueblo Gitano. 

En 1999, según detalla en su capítulo II el informe La situación de los roma/gitanos en la Unión Europea Ampliada, de la Comisión Europea, “los albaneses llevaron a cabo una campaña de limpieza étnica de población Roma y otras personas percibidas como ‘gitanos’”. “Hoy se estima que cuatro quintos de la población Roma atacada en Kosovo (probablemente unas 120.000 personas) fueron desplazadas dentro de dicha región, a Serbia y Montenegro o están exiliadas en países limítrofes o en Occidente. La mayoría de esta población vive en condiciones de extrema pobreza”. 

En la actualidad, y después de todas las expulsiones que el Pueblo Gitano ha sufrido alrededor del mundo, entre 10 y 12 millones viven en Europa repartidos en distintos países, pero con especial presencia en Rumanía. En España es complicado aproximar el número de gitanos que hay porque no se recogen datos de etnia en los censos de población. En cualquier caso, las estimaciones elaboradas, entre otros, por FSG, calculan que son alrededor de 725.000 (casi el 1.60% de la población española). 

Discriminación, prejuicios y racismo

Ana Segovia Montoya, Directora del departamento de Incidencia Social de la Fundación Secretariado Gitano, narra a En el Vértice que una de las barreras principales a las que tiene que hacer frente, todavía a día de hoy, el Pueblo Gitano, es la “discriminación persistente”. También añade que, a pesar de que las cosas han mejorado bastante con el paso de los años y la lucha constante llevada a cabo desde la asociación, “sigue existiendo una discriminación de baja intensidad que está ahí, que nos limita a la hora de ejercer derechos. Y que sin tanto formalismo nos atraviesa la vida”. 

Esta discriminación y prejuicios se enmarcan dentro de un contexto social que está muy presente en la sociedad española: el racismo. Y es que son numerosos los ejemplos en los que este racismo está más que presente. Montoya confirma esto: “todavía sigue pasando que a una persona gitana por el hecho de serlo, no le quieran alquilar una vivienda o que rechacen un currículum por determinado aspecto porque parece gitano o porque su apellido es gitano. También sucede mucho en el acceso a lugares de ocio; cuando una familia gitana intenta entrar en una piscina, en una discoteca, en un restaurante… en muchas ocasiones se les priva de este derecho”. 

Por ello, una de las iniciativas de esta asociación es realizar un informe anual en el que se ponen sobre la mesa todos los problemas y discriminaciones que tiene que hacer frente el Pueblo Gitano. En la publicación del último informe, en donde se analizan los datos del año 2021, informan que han “atendido 554 casos de discriminación, 190 más casos que el año anterior”. 

Bandera del Pueblo Gitano.

En este texto también se indica como hay “una concienciación de las personas gitanas sobre los casos de discriminación, pero aún existen barreras que limitan la adopción de medidas más activas de denuncia y que repercuten en el acceso a la justicia”. Sin embargo, Montoya también quiere poner el foco en la infradenuncia, un elemento que considera que está muy inculcado en esta población. “Como no nos sentimos seguros, pensamos que esto es así, porque somos gitanos y ya está, y está normalizado. A veces por temor, a veces por desconocimiento o por falta de confianza, no denunciamos lo suficiente”, asevera.

El pasado mes de julio se aprobó en el Congreso la Ley integral para la igualdad de trato y la no discriminación. Tanto para la Fundación en general, como para Montoya en particular, esta ley se trata de “un hito histórico”. 

Según uno de los artículos de la página web de FSG esta ley “supone un importante avance en España para la protección del derecho a la igualdad, y que tendrá un impacto muy especial en la comunidad gitana, uno de los grupos que enfrenta más situaciones de discriminación y antigitanismo”. Entre las aportaciones, hay que destacar que la ley contempla la creación de una “Autoridad Independiente, encargada de proteger y promover la igualdad de trato y la no discriminación”. También se incorpora “la introducción del antigitanismo en el código penal, como un delito de odio específico hacia la población gitana”. Para la Directora del departamento de Incidencia Social, esta medida concreta es “muy significativa”. Paralelamente, la ley contempla un régimen sancionador administrativo para aquellos incidentes discriminatorios que no constituyen delito. También se incorpora una especial atención a la discriminación interseccional que se tendrá en cuenta para la aplicación de medidas y sanciones y ”la introducción de medidas de apoyo a las víctimas de discriminación”. 

Por todas estas aportaciones, Montoya resume que la aprobación de esta medida es “una manera de reparar a las víctimas que históricamente han sufrido discriminación durante tanto tiempo. Es una forma también de que se reconozca esa discriminación histórica que hemos venido sufriendo. Y además, la incorporación del antigitanismo como delito de odio en el Código Penal eso ya es… era una deuda histórica”. 

Fortaleza y resiliencia del Pueblo Gitano

Una de las características más comunes del Pueblo Gitano, seguramente como resultado de la historia tan convulsa que pesa a sus espaldas, es su aferramiento a la identidad que los diferencia. Han resistido las injusticias a las que se les ha sometido como pueblo a través de la reivindicación y el orgullo por sus raíces. Se han refugiado en los lazos familiares, las celebraciones y tradiciones culturales, el arte, el cante y el baile, la solidaridad de la comunidad…

Todavía hoy queda mucho camino por recorrer para alcanzar la igualdad y la no discriminación del Pueblo Gitano. “El antigitanismo y la discriminación están ahí y son persistentes. Si toda la sociedad no lucha contra ellos, juntos, no se va a terminar. Es decir, luchar contra la discriminación no pueden ser solo causa del Pueblo Gitano. Igual que luchar por la igualdad de todas las mujeres. Esta tarea no puede recaer solo en los hombros de las mujeres”, sentencia con rotundidad Ana Segovia Montoya. 

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