El dicho “la información es poder” no es para nada baladí. La libertad de prensa es un derecho establecido en España por su Constitución porque se sabe y se reconoce la importancia de información fiable y veraz. Son muchas las organizaciones que, año tras año, se encargan de velar por cuál es la situación de la libertad de prensa en el mundo.
La realidad es que mantener alejado de una información fiable a la ciudadanía hace que algunos Estados puedan consolidar su régimen. Según Reporteros Sin Fronteras —aquí se pueden ver todas las calificaciones que han realizado—, Corea del Norte, Eritrea e Irán se llevan el podio del 2022 en Estados con menor libertad de prensa. En el otro lado se encuentran Noruega, Dinamarca y Suecia, siendo los tres mejores posicionados.
El día 3 mayo se proclamó en 1993 como «Día Mundial de la Libertad de Prensa» por la ONU. Para la Unesco, la celebración de este día anualmente debería servir para recordar a los gobiernos la necesidad de un periodismo libre. Sin embargo, a partir del puesto 48 (de 180) la clasificación de Reporteros Sin Fronteras (RSF) se tiñe de rojo: mala señal.
Pero, ¿qué significa esta clasificación? Cada año, y a través de un grupo de expertos y expertas, RSF calcula, del 1 al 100, qué grado de libertad de prensa goza cada país. Lo hacen siguiendo los siguientes criterios: el contexto político, el marco legal, el contexto económico, el contexto sociocultural y la seguridad. Estos cuentan por igual en la clasificación final. [Aquí se puede saber todo sobre la metodología]
Uno de los problemas a los que la información se enfrenta es su propia globalización. Si bien el acceso público a la este bien y su alcance más allá de todas las fronteras es siempre una buena noticia, el problema viene cuando no hay una regulación al respecto. Desde hace ya tiempo, el periodismo tiene gran peso en internet. El periodismo digital se ha abierto paso en un momento en el que la red ha cobrado mucha importancia. Sin embargo, esta entrada al mundo digital ha abierto la puerta también a la desinformación y al uso de las redes sociales como difusoras directas de los bulos.
Por supuesto, y aunque estas son las nuevas amenazas, siguen existiendo otras como las guerras de propaganda que se libran no solo en países en conflicto y el control de la información por parte de los Estados. Todo ello contribuye a la debilitación de la democracia. [Aquí se puede ver un análisis acerca de esto]
Por otra parte, los ataques directos hacia los y las periodistas por el hecho de serlo son otro modo de ver la importancia de la información para la sociedad. Solo en 2022 55 periodistas y 4 colaboradores de medios fueron asesinados. Ahora, en lo que llevamos de 2023, son 7 los profesionales de la información que han sido asesinados. A estos datos hay que sumarle las detenciones: 2022 cerró el año con 533 reporteros entre rejas, siempre según los distintos informes de RSF.
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