En un grupo de WhatsApp de amigas habla Cristina preguntando: «Tías, me recomendáis alguna crema facial hidratante?» Automáticamente Laura pasa un enlace a un reels de Instagram titulado: «Mejores cremas hidratantes según tu tipo de piel». Seguro que reconoces esta situación. Laura no es la primera persona que acude a redes sociales para buscar información sobre cuidado facial. Cada vez son más los perfiles creados y los influencers que suben contenido sobre rutinas faciales a sus redes sociales. Sin embargo, como consumidor de esta información y, como consumidor general de redes sociales, debes ser consciente de que todo lo que aparece en ellas no es fiable.

Hay quienes conciben el mes de diciembre como la recta final del año. Un mes que aprovechamos para cerrar etapas, relaciones, proyectos, para plantearnos poner fin a comportamientos que queremos cambiar, o simplemente para renovarnos. Enero, por el contrario, es el mes en el que se ponen en marcha todas las acciones mencionadas anteriormente. Estas decisiones son lo que denominamos como “Propósitos de Año Nuevo”. 

¡Llega la Navidad! Diciembre y enero: los meses de la ilusión, la generosidad, la solidaridad, la empatía, la magia y, sobre todo, el consumo y el gasto. De manera casi proporcional, a medida que las navidades se acercan y se suceden, nuestro bolsillo se va vaciando. Regalos, cenas y comidas familiares, de empresa, amigos invisibles, caprichitos, decoraciones… Hoy en día, una gran parte de las actividades y reuniones que hacemos en estas fechas tan señaladas se traducen en consumo, habitualmente, innecesario.